miércoles, 27 de enero de 2010

Si algún día


151 Hoy es mi turno, así que no me interrumpas que estoy inspirado, como quieras Alba...








Si algún día

los hombres caminasen

con una sola pierna

EL

utilizaría los brazos.

Si se comiera

sin masticar

EL

utilizaría dos dentaduras.

Si algún día

hubiese que cubrir la cabeza

con una escafandra de cristal

EL

respiraría impenitente

sin acaso intoxicarse.

Si se pudiese

volar

EL

llevaría plomo en los bolsillos.

Si algún día

no fuese necesario estudiar

EL

obtendría matrícula de honor.

Si el blanco

continúa siendo blanco

EL

lo seguirá viendo negro.

Y son sólo noventa centímetros

lo que separan su nariz

del suelo.

Abolirá el NO

y el SI.

Creará una terminología tal,

que no habrá forma

de buscar su antónimo.

Es posible que

en su madurez

se vea llover

hacia arriba;

jugar al fútbol

con la Luna;

escuchar por el dedo gordo

del pie.

Y lo que ha

apagado en una

onomástica

han sido tres velas.

Lleva en su sangre

glóbulos violetas

y es, en potencia,

una cerilla en la

puerta de un polvorín.

Nunca tuve oportunidad

de ver

crecer

al HOMBRE PROTESTA,

más, tengo la

sensación

de hallarme en

posesión

de una butaca

de primera fila.


lunes, 25 de enero de 2010

Nos vamos al cine


150 ¿Qué tal te fue en tu día de campo Gon?, muy bien Alba es que la Sierra de Aracena después de todo el agua que ha caído no tiene desperdicio, ¿y tú que hiciste?, leer a Fernando, ¿las gynnopedias?, eso mismo, ¿te está gustando?, pues si que me está gustando Gon, ya hablaremos más despacio, sobre todo cuando a ti te de por leer el libro, ¡bueno, bueno! Tampoco hay que pasarse que ya verás como llego a tiempo para la cita ¡eh!, no creas que yo con cumplo con los encargos, no quería decir eso Gon, no te lo tomes a mal, ¿has escuchado a Delfos y Miguel Angel hablando del Decamerón?, claro que sí, por cierto que a Delfos le quiero decir que no tenga dudas: ¡hay que leerlo!, aunque resulte algo pesado por la repetición de las historias, pero es bastante entretenido, o encantador como lo llama Miguel Angel, o eso: encantador, claro que nuestro amigo buscaba encontrarse con escenas que luego resultaron no estar a la altura de sus expectativas, ¿Y qué le decimos a Izaskun?, pues que es bastante complicado separar el cine de la literatura, tiene razón, yo no sé a ti Alba, pero si leo un libro, luego no puedo ver la película porque uno de los dos me decepcionarán, por eso mismo que estás diciendo Gon, no me atrevo a ver la película del erizo, ¿por qué?, por lo que estamos hablando, porque me dejó tan buen sabor de boca “La elegancia del erizo”, que no quiero que me lo estropee nadie, en eso estamos de acuerdo Alba, menos mal que coincidimos en algo, y este fin de semana, otra vez “La vaquilla”, ¡ah, es verdad! Y además Gon estuve en un forum visionando “El verdugo”, ¡Cuánto Berlanga!, pues ahí ya empezamos a no estar tan de acuerdo, ya me extrañaba a mí tantas coincidencias, en fin Gon vamos a dejarlo antes que se acabe de romper el buen rollo, que hemos empezado muy bien la mañana, Gon, que hemos empezado muy bien…la mañana.

jueves, 21 de enero de 2010

Decamerón


149 ¿Terminaste ya el Decamerón?, lo terminé Alba, ¿Y qué?, un buen empacho de cuentos: cien para ser más exactos, ¿Y las historias?, variadas como te puedes imaginar, aunque las relaciones amorosas con pillería de por medio se llevan la palma, ¿Y es tan picante como dicen?, a mí no me lo ha parecido, será que los tiempos han cambiado mucho desde que lo escribiera Bocaccio hasta ahora, sin embargo es curioso como a consecuencia de una epidemia se desarrollan los acontecimientos jocosos, ¿no lo entiendo?, si Alba, ¿tú sabes como es la estructura de la obra, no?, hasta ahí llego, pues lo que digo es que los jóvenes se retiran al campo huyendo de la epidemia de peste y no se les ocurre mejor cosa que distraerse contando esas historias, eran otros tiempos Gon, ¡ya!, un viaje de regeneración, es otra forma de verlo, que te lo has pasado bien, en definitiva, eso por supuesto Alba ¿y tú como llevas el Amadís?, digiriéndolo, ¡ah!, ya hablaremos de él Gon, ahora no debemos olvidarnos de agradecer a Fernando el envío que nos ha hecho de su obra “Tres gynnopedias”, que será nuestro próximo envite lector, ya lo tengo casi leído Alba, ¡joder, qué afán lector!, algo habrás dejado de hacer, prefiero no decírtelo, ¡Ah! También Izaskun y Delfos – que vaya aventurita que se corrió por Asturias - nos han dejado su tarjeta de visita y sirva esto para anunciar que vamos a hacer viajar a Alicia, ya lo dijimos el otro día Gon, bueno pues para que quede más claro, ha sido una decisión de la Tertulia que en las últimas semanas ha dado un giro en cuanto a sus objetivos y parece que se va a decidir a concursar, ¿Y eso es malo Gon?, ni malo ni bueno, es trabajo, y que no nos falte, sino a ver como vas a corretearte esos mundos de Dios, con una mochila Alba, ya te gustaría a ti, ya te gustaría.


lunes, 18 de enero de 2010

Alicia Peña (3)


148 Está bien Gon ¿nos vas a descubrir hoy qué está pasando en esa oficina?, ya lo tengo Alba, tardo el tiempo de ponerme delante del teclado, eso espero…





ALICIA PEÑA (y 3)

.../...Viene de Alicia Peña (2)

Así pasaban los días, la monja cada vez gozaba de más poder dentro del sagaz edificio y aunque sus actuaciones no causaban daños físicos, si que comenzaba a preocupar dentro de la cúpula dirigente de la empresa, el estado psíquico de los empleados, por lo que decidieron poner el caso en manos de una persona responsable, cauta, inteligente y con bastantes años de servicio –según aconsejaban los informes técnicos pertinentes-. Descartaron en todo momento contratar a nada ni nadie procedente del exterior, porque querían máxima discreción y que este extraño fenómeno se resolviese internamente sin intrusismos ni estridencias, por el buen nombre de aquello a lo que representaban. El departamento de personal, junto al de recursos humanos y a los sindicatos se pusieron en marcha; se procesaron todos los datos hasta el más mínimo detalle y el resultado final fue la aparición en pantalla de un rostro con nombre y dos apellidos: Alicia Peña Espejo, de la que nadie en la cúpula tenía la menor referencia.

Era necesario ir descendiendo peldaño a peldaño en la escala del poder, para llegar hasta alguna persona que de una manera u otra conociese ese rostro o lo hubiese visto por algún rincón del edificio, porque su ocupación actual no estaba clara y el lugar en el cual desarrollaba su trabajo tampoco aparecía por ningún lado. ¿Cómo era posible semejante descontrol? Se cruzaron las acusaciones, se crisparon los ánimos y todo parecía que iba a quedar en otra actuación impecable de la monja, cuando la foto del personaje en cuestión fue a aparecer en el pecè cuyo salvapantallas lucía de blanco y verde. El jefe al ver la foto de su subalterna con un letrero de “se busca” al lado, se temió lo peor, aunque fue tranquilizándose cuando leyó que no se trataba de nada grave. Se puso en contacto con sus superiores – según se le ordenaba – y sin darle demasiadas explicaciones le pidieron que la buscase y la hiciera llegar al despacho del director general. El jefe de Alicia se personó en la oficinita y al preguntar por ella al dúo, estos se encogieron de hombros, porque ambos tenían muy claro que aunque no estaba, si que estaba. ¿Cuánto tiempo había pasado desde aquella situación? Hubo un veinte de julio con una tremenda bronca entre ella y uno de sus compañeros, estando el jefe por testigo, pero aquello pasó, cada cual se ocupó de lo suyo y nadie hasta ahora había dicho nada. El jefe de Alicia comenzó a hilar fino. ¿En realidad cuánto hacía que no la veía? La conexión a la red hacia posible trabajar sin necesidad de presencia física y él – honradamente- lo único que controlaba es que estaba al día la parcela de trabajo asignada a su subalterna. ¿Qué le diría ahora a sus superiores, después de pasado tanto tiempo? ¿Dónde estaba Alicia?

Por fortuna para sus intereses y los de su familia, cuando fue a contar aquella extraña historia que no sabía por donde cogerla, se encontró que sus inmediatos superiores desconocían e ignoraban de todas, todas, la existencia de esa minúscula oficina perdida en el último pasillo de la planta baja. No aparecía en ningún plano, no constaba en ninguna estadística, se desconocía a que se dedicaban las personas que en ella trabajaban y lo que es peor, Alicia Peña había sido elegida como la persona ideal para resolver una situación de extrema dificultad – según un complicado proceso informático -, pero ni su propio jefe podía dar fe de su existencia. Conforme el tocho de papeles fue ascendiendo peldaños, comenzaron a temblar las butacas, el miedo se adueñó de la estructura jerárquica y cada despacho por el que pasaban los papeles, tenía más cosas que callar que ganas de esclarecer los hechos, por eso Alicia Peña – a la que nadie preguntó por su larga ausencia -, se quedó de una pieza cuando llegó al despacho del director general, fue agasajada con todos los honores y luego de ensalzarla cada uno de los presentes por méritos que ella misma ignoraba, terminó quedándose a solas con el máximo representante del poder, que le leyó en vivo y en directo su nombramiento como subdirectora general, o lo que es lo mismo: número dos, en femenino singular, de aquella monumental empresa dueña entre otras cosas del más moderno edificio inteligente que se había construido en la ciudad. De la monja para que le iban a contar nada, ¡que se divierta! Ya se le ocurriría a tan privilegiada mente la solución para que los empleados se despreocupasen o a lo mejor terminaban todos aceptándola como compañera y participando de sus juegos y ocurrencias.

La oficinita quedó como estaba, con las tres mesas en activo y el dúo entregado de lleno a su cotidiana tarea, con el jefe asomándose por la ventana de vez en cuando, tan sólo faltaba una foto de la mesa de Alicia que ahora figuraba en un lugar de privilegio del edificio, en un despacho de ensueño: se trataba de su hermana Flora, que posaba junto a ella el día en que tomaba los hábitos como sierva de Dios.



viernes, 15 de enero de 2010

Llama Fernando


147
-¡Gon, ponte al teléfono que está Fernando!
- Ya voy, es que estoy despidiéndome de Izaskun, bueno querida muchos besos a tus hijos y ten paciencia que pronto saldrá la siguiente entrega de Alicia…
- ¡Venga Gon!
- Que ya voy, que ya voy ¿quién me dijiste que era?
- Fernando
- ¡Hola Fernando qué te cuentas!
- Pues nada chicos, haciendo una visita aunque sea telefónica, oye que digo que parece os gusta la música portuguesa.
- ¡Ah si! Y sobre todo Dulce, es que…
- Es muy dulce Gon, dilo claro.
- Si, si por supuesto, pero no creas que lo tenemos fácil, eh Fernando.
- ¿Ah no, por qué?
- Porque es complicadísimo subir música y mucho más colgarlo en la web, te peleas con una página que no dominas…
- Y en inglés, dilo claro Gon, que añade más dificultad.
- Si eso en inglés que no dominamos, así que si al conectar con nosotros escuchas música, le tendrás que dar las gracias a algún santo.
- ¿Tiene que ser a un santo?
- Bueno Fernando, como dice Alba: se las das a quién te dé la gana, el asunto es que se escuche.
- Oye, otra cosa: da la impresión –visto desde fuera-, que trabajáis en una especie de sitio oculto, como un lugar secreto.
- ¿Secreto? Pero si nos ve todo el mundo.
- No Alba, os lee todo el mundo, que es distinto, pero ¿de verdad así os ganáis la vida?
- Así nos la ganamos Fernando.
- Pues no lo entiendo.
- Ni yo tampoco Fernando, ¿tú que dices Alba?
- Que es lo que hay, para saber más hay que conectar con D. José.
- ¡Aaah, ni me lo nombres Alba! Pretendes que nos despidamos de nuestro amigo.
- No es mi intención, pero antes que se corte la comunicación, te diré lo mismo que a Izaskun, paciencia con “Alicia” que todo llegará…
- Eso espero chicos, por cierto que también espero que os llegue pronto el regalito que os prometí.
- Eso digo yo Fernando, que ya estoy deseando leerlo.
- No desesperes Alba, que aunque hace frío, aquí seguimos.
- Fernando, que te tenemos que dejar, que es la hora.
- Abur, hasta otra, hale al trabajo.
- ¡Adios Fernando!
- ¡Adios Gon, adios Alba!

miércoles, 13 de enero de 2010

La nieve


146 Supongo que el domingo gozarías con la nieve Gon, ¡ah que gozada! No te puedes imaginar Alba, si me imagino, por si te sirve de consuelo te puede decir que yo ví caer tres copos en mi azotea, ti te hubiese animado a salir, hubiese visto como estaba la sierra, eso no me convence ¿qué justificación le hubiésemos dado al jefe si nos quedamos sin poder volver?, venga Alba tampoco hay que machacarse tanto, es una ocasión única, yo estuve y pude volver al curro el lunes, de milagro Gon, de milagro no te quedaste perdido porque te prestaron unas cadenas, que si no, puede ser, pero que me quiten lo bailao ¡qué gozada!, hablando de otra cosa ¿cómo llevas el proyecto IFA09?, no está mal, ahí sigo peleándome con los diálogos, ¿o sea terminaste ya el argumento?, terminado, terminado, lo que se dice terminado, de acuerdo aún no, pero al menos ya se entiende de qué va la obra, eso si Alba ya se entiende, aún está en pañales aunque poco a poco, lo malo Gon es que el jefe pierda la paciencia, no creo anda un tanto ocupado, ¿con Nerea?, con Nerea y con la marcha del negocio, le da mucho al coco y eso ocupa su tiempo, no me extraña aún no me ha preguntado como llevo la lectura, ahora que lo dices Gon, a mí tampoco, por cierto ¿cómo lo llevas?, harto ya de tanta aventura de amoríos extraños, pues no te digo nada lo de mi Amadís, no he visto más doncellas perdidas por los bosques en los días de mi vida, ¿tú crees que lo tendremos para el 19?, habrá que esforzarse Gon, ya es el tercer plazo y no podemos fallar, tendrá que seguir lloviendo, ¿qué quieres decir Gon?, que como no sea el agua quien me deje en casa, el día de descanso me voy al campo, que estoy que me subo por las paredes, ya me imagino compañero, ya me imagino.


sábado, 9 de enero de 2010

Alicia Peña (2)


145 Se acabaron las Fiestas, Gon, ya era hora Alba que estoy que no me cabe nada, si es que eres un glotón, anda, pon ya la segunda parte de Alicia, que ya casi ni nos acordamos de la primera...


ALICIA PEÑA (2)

.../...Viene de Alicia Peña (1)

Hasta aquel veinte de julio había ligeras noticias de las andanzas de la monja, pero muy de tarde en tarde y repartidas por todo el edificio, fue a partir de esa fecha cuando se multiplicó su actividad y comenzaron a ponérsele los pelos tiesos a más de uno. En la oficinita del dúo se estropeó un ordenador y había que seguir pasando los datos día a día para que el mundo continuase girando, por lo que se hacía necesario utilizar la mesa que un día ocupase el tercer componente del trío – el ausente -. El asunto parece simple, pero lo cierto es que cuando alguno de ellos se disponía a cumplimentar esa función, les resultaba materialmente imposible sentarse en la silla que ocupaba esa mesa; daban vueltas alrededor de ella, lo intentaban de forma delicada, brusca, de improviso, a la de tres y ... no había narices de permanecer sentado; terminaban en el suelo por lo general o aburridos en la mayoría de las ocasiones. Pensaron en llamar al servicio de mantenimiento pero ¿para qué? Si no venían a limpiar el polvo, iban a venir para un asunto así, además ¿cómo lo explicarían? Lo mejor era apañarse con los dos ordenadores restantes, que ya pasaría el de la ibeeme dándose una vueltecita rutinaria y que él diese el cante de la silla. Otra solución lógica era quitar esa silla y poner una de las suyas, que si se dejaban montar, pero aquí tropezaban con otro inconveniente: ni tirando los dos al mismo tiempo conseguían mover el maldito, asiento que parecía fundido a las losetas del suelo. Un día, uno de los dos compañeros tenía poca hambre y decidió saltarse la media hora de desayuno, y como estaba sólo y por tanto no haría el ridículo se fue con toda decisión a la mesa, cogió la silla, le dio dos patadas y salió despedida por los aires como si fuera un trasto cualquiera ( por un instante se quedó sin saber que hacer). A continuación la recogió, se sentó en ella y se puso a trabajar en el ordenador como si tal cosa. Completó su tarea, y ya que estaba allí comenzó a curiosear por otros programas y al llegar al del antiguo inquilino de la mesa, se llevó la sorpresa del día cuando comprobó que no se hallaba detenido su trabajo en el veinte de julio, estaba actualizado como si el compañero ausente no hubiese faltado ni un solo día. Aquello era demasiado gordo para andar pregonándolo, por lo que decidió guardar silencio y meterse en sus asuntos y no en el de los demás, pero desde ese momento la figura de la monja quedó grabada en su cabeza. Lo que sucedió con la silla no tenía explicación humana posible, la silueta de la puerta tampoco, y encima aquel rincón de la oficinita funciona como si el ausente estuviese sentado tras la mesa. No sabía el tiempo que sus nervios aguantarían sin explotar pero de momento decidió seguir la vida normal, sin meterse en más hondura; su compañero tampoco ayudaba demasiado, posiblemente por la misma razón que él, porque habría vivido alguna situación que le tendría sumido en el mutismo.

Pero los hechos en el resto del edificio confirmaban cada vez más a las claras, que la hermana estaba dispuesta a mantener en vilo a todo el mundo y de vez en cuando se escuchaba el relato de alguna de sus andanzas . Como la mayoría tenía relación directa con los servicios de seguridad, eran estos quienes peor estaban llevando el asunto. El episodio de la máquina de los refrescos se quedó en pañales ante un nuevo hecho acaecido en esta ocasión en la planta segunda, donde se encontraban dos pintores cumpliendo con su trabajo sobre media mañana: uno de ellos – el más joven – se asoma de repente detrás de una mesa que habían puesto en el pasillo y le dice al otro que estaba en un andamio:

—¿Has visto lo que hay aquí detrás de la mesa?

El del andamio suelta la brocha en el cubo y gira el cuello para mirar. El joven al sentirse observado se coloca detrás de la mesa y con toda la agilidad de la que es capaz, comienza a realizar un ejercicio de piernas flexionadas y tronco recto de tal manera que desde la perspectiva del de la brocha, aquella persona estaba descendiendo una escalera. Por poco se le salen los ojos de las orbitas cuando finalmente ve desaparecer la cabeza de su compañero detrás de la mesa. De reflejos algo lentos, tardó lo suyo en bajar del andamio y acercarse a ver que había sucedido, porque cuando movieron la mesa entre los dos, aquel espacio estaba tan liso como el resto del pasillo y el edificio era lo menos parecido que uno pueda imaginarse a un castillo con cámaras secretas o algo por el estilo. Cuando se asomó con todo cuidado a la parte de atrás de la mesa y descubrió la figura de su compañero agazapado como un conejo, la emprendió a gorrazos con él mientras el otro era un estallido de risa en estado puro. Aquella escena había sido seguida desde el primer momento por los encargados de turno de la sala de monitores, y el pataleo que formaron al ver el desenlace final, fue una clara muestra de lo bien que se lo pasaron ante aquella pequeña obra cómica. Lo cierto es que no duró demasiado el jolgorio puesto que al estar todos pendientes de los pintores, pudieron comprobar también como de espaldas a éstos, un plástico de considerables dimensiones destinado a tapar los muebles, estaba moviéndose hacia arriba desde el suelo donde se encontraba, y cada vez presentaba signos más evidentes de ir tomando forma humana, como si se tratase de una gran carpa que cubriera a una persona de singulares proporciones. Ninguno de los dos pintores se dieron cuenta de este movimiento por lo que el servicio de vigilancia se puso manos a la obra, y se dirigió hacia esa segunda planta a toda leche, porque aquello tenía toda la pinta de ser otra actuación de la monja. Los monitores quedaron inservibles porque el plástico lo cubría todo y no dejaba ver nada con nitidez, así que los dos servidores del orden, comunicados directamente con un tercero a las pantallas, fueron puestos al corriente en todo momento de cual era la situación. Corrieron todo lo que pudieron sin saber qué se iban a encontrar, pero preparados mentalmente para afrontar cualquier situación; porra en mano irrumpieron en el pasillo desde el ascensor y al llegar a la altura de los pintores, se encontraron a éstos sentados en la base del andamio con los pelos alborotados y la mirada perdida, manchados de pintura por todas partes y sin responder a las llamadas de atención que les estaban haciendo. Fue necesario avisar a los servicios médicos para que los trabajadores recobrasen la conciencia de lo que pasaba a su alrededor, aunque de momento el pasillo se quedase a medio pintar y los hechos por esclarecer, porque ninguno de los dos tenía el más mínimo interés en volver a hablar del asunto.

.../...Continúa en Alicia Peña (3)


martes, 5 de enero de 2010

¡Ya vienen los Reyes Magos!


144 ¡Ya vienen los Reyes Magos, ya vienen los Reyes Magos caminito...!, qué alegre te veo Alba, no es para menos hoy es el día de la ilusión y eso de cara a los que nos enfrentamos a una tarea como la nuestra, es para celebrarlo, es otro tipo de ilusión pero puede valer, pero ¿a ti te gustan los Reyes Alba?, por lo que tienen de tradicional Gon, nada más, no cabe duda que rememoran situaciones pasadas que siempre son más agradables que otras de malos rollos, es que se lo va a pasar de muerte es el jefe, ¿por qué Gon?, por Nerea, porqué va ser, ¿con seis meses?, tú estas loco, no creas, en cuanto hay un crío de por medio las cosas se ven de otra forma, no sé que decirte, creo que aún es pronto para disfrutarlo de verdad, espérate por lo menos al año que viene, por cierto Gon –que nos despistamos-, a Fernando le tenemos que decir que nos alegra que le guste Dulce Pontes, si, sobre todo por el trabajito que nos ha costado colgar ese enlace, y que lo digas Gon, aunque aún no la tenemos todas consigo, porque ahora no hay manera de cambiar de música, todo es cuestión de tiempo, no te preocupes Alba que lo conseguiremos, ¿qué más nos cuenta Fernando?, que a ver cuando prosigues con “Alicia Peña”, tiene que tener paciencia, que estamos en fiestas, lo mismo le digo a Izaskum, a la que también la hemos dejado con la miel en los labios, todo llegará amiga, ¿y que me dices de Odorica?, no sé quien es Alba, yo tampoco sé mucho porque no he podido hablar con ella, tan sólo estuvo por aquí, supongo que hablaría con el jefe, nos dejó una foto y hasta hoy, algo parecido a lo de parisina01, algo parecido Gon, en fin lo dicho: ¡¡Ya vienen los Reyes Magos, ya vienen los Reyes Magos...!!