
VERÓNICA CALVO
Y ahora, a lo que vamos. Verónica Calvo, es la primera de las poetas de las que hoy quiero hablar. Ella presentó en su tierra —Madrid— un poemario, Las pequeñas esencias, editado por 2deLetras, del cual tengo un ejemplar en mi mesa de lecturas para ir saboreando poco a poco esas esencias que nos regala Vero como lo hace el rosal cuando le llega la primavera. Una delicia.

NURIA DE ESPINOSA
Nuria de Espinosa, es otra poeta que conocí en PsP y que saca a luz, allá en Rubí, la tercera edición de “El silencio de la luna”, editado por Dédalo. Y en ello estoy: mirando la luna desde mi azotea, o contemplándola por las mañanas cuando salgo al trabajo. Nuria se adhiere, una vez más, a causas solidarias con su poesía, y eso siempre es de agradecer.
MARÍA JOSÉ COLLADO
Mi amiga María José Collado, sufre estos días una tormenta de otoño por los fuertes vientos que soplan por la calle Levíes, pero es de suponer que el temporal amaine, y la razón se imponga. Aún la lumbre es un poemario, editado por Ediciones en Huida, que viene acompañado de un cedé con canciones adaptadas de su poemario. Asistí a su presentación en el Círculo Mercantil de Sevilla y María José nos estuvo leyendo parte de sus creaciones. Me falta disfrutarlo reposadamente. Todo llegará.

Y por último, Antonia María Carrascal. Ella, presenta mañana martes, a las 19h, en la Casa de la Memoria de la calle Cuna sevillana, El hombre que te habita, editado por Autores Premiados. Antonia está dotada de ese don especial que poseen los poetas para llegar al lector. Cuida lo que hace y mima con esmero cada verso. Por eso le deseo toda la suerte del mundo para este, su nuevo poemario que mañana presenta y que ya está en las librerías.

Así que no se que tiene este otoño que ha venido cargado de poesía. Y hay más, claro que hay más —a Trini Reina quiero verla pronto recuperada—,pero me quedo con ellas cuatro porque son las que mas cercanas tengo en cuanto a libros se refiere, y quiero hacerlo extensivo, para que todos los que por aquí pasan, puedan conocerlas.
Y en medio de todo esto, Don Giovanni en el Maestranza. Aprovechando ese momento previo al estreno oficial, me colé entre bambalinas y disfruté del bell canto como un niño mirando por una cerradura. Que bien huelen y qué bien suenan esas paredes, a pesar de los veintidós años transcurridos. ¡Ah!, también me asomé al Festival Iberoamericano de Huelva. Me presentaron a Neruda. Fue una estampa, pero qué bella.
