ALCORNOCALES
El
alcornoque es un árbol grande que puede alcanzar los 25 m, tiene una copa
amplia y redondeada y su corteza es el corcho. Si se le extrae deja ver un
tronco rojizo que se va oscureciendo poco a poco. Las hojas son simples,
persistentes, alternas, ovaladas o redondeadas, de haz verde oscuro, envés
blanquecino y de margen entero o en picos suaves que no pinchan como en la
encina. Las flores salen en pedúnculos colgantes y amarillentos en primavera
(amentos). Las bellotas suelen ser amargas y tienen un cascabillo con escamas
salientes y blandas.
ECOLOGÍA
Es un árbol
típicamente mediterráneo que forma bosques o aparece mezclado con otras
especies de ecología similar.
DISTRIBUCIÓN
Habita en el
occidente de la región mediterránea. En la Península se distribuye
principalmente por el cuadrante suroccidental, con sus mejores poblaciones en
el centro y sur de Portugal, aunque hay alcornocales menos extensos en el norte
y este. El bosque de la Mamora, en las cercanías de Rabat, Marruecos, es el alcornocal
más grande del mundo.
MÁS INFORMACIÓN
La principal utilidad del alcornoque es la de su corteza externa o corcho,
usado para multitud de fines, desde tapones y aislantes de todo tipo hasta la
confección de ropa y calzado. Se trata de una importante alternativa económica
en muchas áreas rurales con explotaciones corcheras. Así, el novelista catalán
Eduardo Mendoza escribe un apunte sobre ello en Mauricio o las elecciones
primarias: «A diferencia de otras poblaciones costeras, Sant Feliu no había
vivido de la pesca, sino del corcho procedente de los bosques de encinas
circundantes. Con el corcho se fabricaban tapones que permitían embotellar y
exportar el vino y el champán de otras zonas de Cataluña. Más tarde, la
competencia de la industria corchotaponera andaluza arruinó la economía de Sant
Feliu hasta la llegada del turismo».
En la literatura, por ejemplo en El Quijote, Miguel de Cervantes alude
al alcornoque en al menos quince ocasiones.
El escritor y diplomático cordobés Juan Valera, en La cordobesa,
escribió: «Entre las jaras, tarajes, lentiscos y durillos, en la espesura de la
fragosa sierra, a la sombra de los altospinos y copudos alcornoques, discurren
valerosos jabalíes y ligeros corzos y venados…».
Los
bosques de alcornoques, denominados alcornocales, albergan una biodiversidad
sorprendente, sirviendo de refugio para especies amenazadas como el lince
ibérico y el águila imperial.
PARQUE
NATURAL DE LOS ALCORNOCALES
Suelo, humedad y aprovechamiento tradicional han
sido los factores determinantes para mantener la mayor masa conservada y
productiva de alcornocal de la Península Ibérica, el parque natural Los
Alcornocales.
Situado en la provincia de Cádiz y parte de Málaga, se extiende desde la sierra
hasta el joven Parque
Natural del Estrecho, presentando gran diversidad de relieves
y paisajes. Esta riqueza se refleja en todos los ámbitos: flora, fauna,
climatología, historia y folklore, constituyendo un lugar ideal para visitar y
disfrutar de actividades tan diversas como la recolección de setas y la
práctica de deportes en la naturaleza.
Los suelos de arenisca, que han favorecido el denso alcornocal, también
albergan quejigos y roble andaluz en las zonas más húmedas. En estos bosquetes
cazan las águilas calzadas, culebreras y ratoneras, además de azores, gavilanes
y cárabos. En las alturas, asoman las rocas y sobre el suelo pobre aparece la
herriza, denso matorral achaparrado de distintas especies adaptadas a suelos
ricos en metales como el aluminio, entre las que abundan, por ejemplo, las
aromáticas. En este espacio habitan la cabra montés y numerosas aves rapaces,
destacando el buitre leonado, alimoche, águila perdicera, búho real y halcón
peregrino.
En las zonas bajas y arcillosas aparece el acebuchal
aclarado desde tiempos inmemoriales para dejar paso al pasto que alimentará el
ganado típico de la zona, la vaca retinta. En las laderas, aparece el matorral
mediterráneo, con jaras, brezos, cantuesos, torviscos y majuelos. Por ellos
discurre el corzo morisco, autóctono y emblema de caza mayor, además del gamo,
ciervo y carnívoros como ginetas, tejones y sobre todo meloncillos, con la
mayor población de la península.
