267 Aunque siguen los problemas por Megustaescribir, que no
acaba de entrar el otoño y que no se ve la luz del túnel en la crisis nuestra
de cada día, Gon, yo traigo mi aportación lírica, como debe ser Alba, espero
que ninguna de nuestras amistades se pierda en el laberinto en el que nos ha
metido D. José…
QUE NO SE PIERDA ESA FLOR
Que
no se pierda esa flor,
que
no llegue nunca el estío.
Dios, como me tiembla el cuerpo
y se me enrojecen los ojos.
Me comería a besos su
piel,
y sorbería uno a uno sus
gráciles dientecillos.
Que
no se pierda esa flor,
que
no llegue nunca el estío.
Siete primaveras, Dios de los cielos,
siete GRITOS quiero dar
conteniéndome furioso.
¡Oh bella blancura! ¡Oh marchita amapola!
Conservarte quisiera, amor mío,
en cristalera eterizada.
Que
no se pierda esa flor,
que
no llegue nunca el estío.
Fui torpe quitapolvo
que ahogó en lágrimas
tu lechada prominencia.
Un apunte
un mínimo apunte fugaz
y en papel semiarrugado
trazaste virginales letras que
han obstruido mi garganta.
Que
no se pierda esa flor,
que
no llegue nunca el estío.
Díos, Díos y Díos,
no apartes jamás la gota
que hace posible el arcoiris.
Que el calor de esa almohada
permanezca siempre incólume
aunque nieven tormentas de años.
Que tu nombre sea el frescor
y yo la hoja
reseca que cada mañana
te mira.
Que
no se pierda esa flor.
que
no llegue nunca el estío.
¡Oh grandioso bigotudo,
rey con siglos a cuestas!.
El corazón tengo atravesado
por una ventusa margarita que
arrancó agua salada de mis
acristaladas pupilas.
Si tesoros hay en
el mundo, ninguno
ostenta la grandeza
de la mente filantrópica
de esa luz de primavera.
Que
no se pierda esa flor,
que
nunca llegue el estío.
He estado un buen rato perdida en este laberinto, pero he encontrado la salida, gracias a esta flor que me ha mostrado el camino.
ResponderEliminarQue así sea, que no se pierda esa flor ni el invierno llegue a esa almohada...
Abrazos
Como no hay manera de dejarte comentario en tu última entrada, aquí lo tienes vía correo electrónico:
ResponderEliminarUn poema que te arrastra y te lleva, que te eleva y te baja a tierra.
Me ha gustado mucho, tiene esa pasión de la súplica porque algo no termine ni muera.
Felicidades, poemazo!!!
Abrazos
Ananda Nilayan