martes, 25 de agosto de 2015

De vuelta y media



 Antes de que llegue la cacareada “vuelta al cole”, dejo constancia de mi reencuentro con las letras escritas, luego de un largo periplo veraniego en el que no ha faltado el descanso físico, mental y hasta del teclado, puesto que mi herramienta habitual —léase portátil— también quiso tomarse unas jornadas de descanso y hemos estado separados por causas ajenas a nuestra voluntad.
Dicho lo dicho, quiero dejar constancia en esta primera entrega posvacacional de la importancia que para mi tienen esas personas que van dejando su impronta en la prensa diaria. En abril del año 1988 publiqué una carta en la que venía a decir: Hace ya mucho tiempo que ardía en deseos de coger un folio en blanco y una pluma estilográfica y rellenar el papel de palabras encadenadas, tratando de decir algo. Hoy...- ¡Me he decidido!-...Voy a escribir, sobre unos seres que de siempre me han llamado la atención. Son los columnitas. Siento una inmensa envidia por su labor. Aparecen en la prensa diaria o en las revistas, desarrollando tal o cual tema. Unos lo hacen con mayor acierto y otros con menor – no voy a juzgar ahora ese punto -, pero seguro que todos ellos deberán seguir en sus entrañas esa indescriptible satisfacción que produce el haber expresado nuestros sentimientos: algunos cantando, otros en silencio...y un número importante de individuos necesitan de la pluma y el papel para exteriorizar sus pensamientos, sus ideas, sus anhelos, sus ansias de vivir en definitiva.
Doy nombres y apellidos de los que en la actualidad me hacen más llevadero el deambular de los días: Javier Cercas, Jorge M. Reverte, Almudena Grandes, Manuel Vicent, Rosa Montero, Francisco Robles, José María Carrascal, Javier Rubio, Ignacio Camacho, Antonio García Barbeito, Antonio Burgos, Manuel Bohorquez, Antonio Zoido, Pilar Cernuda, Carlos Colon, José Aguilar, Raúl del Pozo, Manuel Martín Martín, Antonio Gala, Luis María Ansón, Carlos Herrera… Personalmente no conozco a ningún columnista, pero tengo la sensación de que su cabeza, debe ser algo así como una caldera, de donde de cuando en cuando, se extrae lo esencial de sus intenciones. Lo malo – si es que hay algo malo en esto – es que ha de ser él mismo quien extraiga esa esencia. Aquellos que deben tener a punto sus escritos a las veinticuatro horas, no deben andar muy sobrados de tiempo para observar, pensar, escribir, seleccionar, leer, perfeccionar y no fallar como la celebre escopeta. Les admiro, realmente les admiro y supongo que todas sus preocupaciones – o parte de ellas – quedarán compensadas al ver la letra impresa en el periódico o revista de turno.
En aquel tiempo, aún no había blogs en los que poder desahogarse, por eso escribía: Debe ser hermoso eso de tener una ventana donde asomarse a diario y sentir la fragancia del ambiente. Opinar, conversar, equivocarse. Construir eslabón a eslabón esa inmensa cadena de la vida de uno mismo, que digo yo, es la persona más indicada para construirla. Nada nos pasa desapercibido, todo aquello que ocurre o deja de ocurrir tiene su justa medida y merece, tres, cuatro, trescientas o cero líneas. Hay que formarse, que duda cabe, está el estilo, la calidad y todas esas cosas mínimas imprescindibles. Pero cada día que pasa, me convenzo más, que lo importante es el fondo y, ahondando más, la persona que hay tras el fondo. Tiene que hablar, tiene que decir lo que siente; no puede abrir la ventana y encontrarse con un muro de ladrillos.
Así que, amigos, compañeros y lectores anónimos, bienvenidos y bienhallados en este finales de agosto de 2015

8 comentarios:

  1. Escribir cada día como ejercicio no es difícil, hacerlo cada día para un público ya es otra cosa.

    Bienvenido, José. Un beso.

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  2. Y aquí estamos sin perder detalle de lo que publicas, me alegra tu regreso.

    Un beso.

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  3. Qué bno estés de regreso, amigo. Coincido contigo.

    Parabienes + Abrazos

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  4. Gracias María José, María, José, por vuestros comentarios. Entramos de lleno en la cotidianidad y eso es importante.- Abrazso

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  5. Hola J.R como bien dices, después del paréntesis vacacional, estamos de nuevo comunicándonos, para mi es un placer venir a tu blog, me ha gustado mucho la entrada de hoy, la mayoría de columnistas que mencionas me encantan.
    Un abrazo.

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  6. Hola Conchi: el placer es mío. Me alegra verte por aquí y si además te gusta el texto, mejor que mejor.- Besos

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  7. Me alegra leerte de nuevo, abrazos y feliz año

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¿Y ahora qué? ¿No me vas a decir nada?