jueves, 21 de octubre de 2021

Yo no llevaba

 


 

Yo no llevaba entre mis manos

el frío manillar metálico

de los nervudos ciclistas,

ni lucía prenda alguna

de llamativos colores.

Nadie gritaba ¡arriba, arriba!

Y en cada curva

                         encontraba,

envuelta como regalo sorpresa,

otra curva,

con su peralte,

su tanto por ciento

y su charco de sudor.

Maillot verde, rosa, oro

                                    ¿amarillo?

Extiendo mi mano al frente

y noto la húmeda espalda

de una manta de lana

y más adelante un refugio

por el que transitan vacías

una tras otra las sillas

—procesión de cirios apagados—

y junto a ellas una leyenda:

Baqueira Beret.

Una hilera de brazos al aire,

sembrados en la cuneta

                            se movían a mi voluntad

 empapándose de lluvia,
 

hasta llegar al gran Arco

donde aguardaba la gloria

de un día de alta montaña.                                                          

Suena rítmica la guitarra

y la voz rota

                   de mi tierra;

ya veo nubes y pizarra,

allá diviso mansiones

remontes de ida y vuelta,

veo las copas de los abetos

en perfecta formación.

El valle me va tragando

devolviéndome a la arena,

en la ribera del río

                             y en lo alto

se asentaba Baqueira.

 

2 comentarios:

  1. Las grandes alturas me producen vértigo, amigo, ya quisiera volar como las águilas. Con este poema viajo con la imaginación muy alto hasta posarme en tierra suavemente. Lo he recorrido todo de tu mano. Un abrazo, José.

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  2. Me alegro de ese acompañamiento y que lo disfrutes. Un abrazo.

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