Cuando veía a la gente en mangas cortas, no lo dudaba, se iba a los escaparates de las agencias de viaje, a la oficina de turismo y a la estación de autobuses; más tarde llegaba a su casa, preparaba la maleta y sentado en el sofá se ponía delante de la tele a la espera del siguiente capítulo de la National Geographie.

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