272 Ya ves la que has liado con tus lecturas en la pantalla,
bueno tampoco es para tanto, Alba, aquí cada cual da su opinión y ya está, ya
hablaremos más adelante, hoy no tenemos mucho tiempo ¿qué nos traes?, un nuevo
relato, pues adelante…
VAMOS DE RUTA(1)
Habían salido a las nueve de la mañana desde La Laja, y se disponían a pasar
un buen día de campo con sus mochilas cargadas de ilusiones, sus botas de
protección oficial para los tobillos y el bastón o palo largo – según los casos
- para acompañarse cuando fuese necesario cruzar un arroyo o para mantener el
equilibrio si de eso se trataba. Eran viejos conocidos de otros domingos, a
excepción de Alejandro, que se estrenaba.
—Emeterio C.: A mí no llevarme demasiado rápido, que acabo
de salir de una lesión muscular y todavía me resiento algo.
—Elías: No tenemos prisa, el objetivo es
asequible y si no llegamos, con volvemos para atrás, asunto concluido, hay que
adecuarse a las circunstancias. ¿Tú que piensas Prudencio?
—Prudencio: Lo mismo que tú, que es lo primero, que vayamos
a gusto y no tengamos obsesión por llegar a ningún sitio. A mí en particular me
gustaría llegar a Castañares, pero comprendo que si alguien no se encuentra
bien, ya lo intentaremos otro día.
No había nubes, pero el cielo presentaba un aspecto tan
misterioso, que no se sabía muy bien que iría a pasar en las próximas horas.
—E: Os voy a contar algo, aunque a lo mejor éste no sea el
momento ni el lugar adecuado para hacerlo, pero me impresionó tanto que no me
resisto a contarlo. Ayer escuché un debate en la radio que me llamó mucho la
atención, porque no se suele hablar de estas cosas tan abiertamente en los
medios. Se planteaban los contertulios sobre las distintas formas que tenemos
los humanos, de encarar el momento decisivo de nuestras vidas, ese del último
capotazo.
—P: Me imagino que será desde un punto de vista religioso.
—E: Bueno, la verdad es que lo enfocaron desde todos los
puntos de vista, exceptuando claro está las causas accidentales, en los cuales
no te da tiempo a plantearte nada, tan sólo coger la vereda.
—EC: ¿Pero de qué iba la cosa? Del instante en el que la
persona sabe que ya no hay marcha atrás, o de lo que cada cual piensa sobre el
final de la vida.
—E: Más bien de lo segundo.
—Alejandro: Perdonad que me inhiba de esa conversación, pero
es que me da un poco de grima hablar de esos temas, de hecho desde que lo
habéis sacado llevo los dedos cruzados y no suelto el bordón-palo ni un
momento.
—P: Ahí está la cuestión; nos da miedo esa tremenda
realidad. A lo mejor la vemos en otras especies como por ejemplo ese hongo
(señalando a su lado), que nació anoche aprovechando la humedad, y en cuanto
salga la luz del sol, morirá. Habrá cubierto su ciclo vital en unas cuantas
horas. O la perdiz que nos encontramos el otro día poco antes de morir; o
tantos ejemplos a los que no echamos cuenta, pero la especie humana es
distinta, tiene raciocinio, piensa, y eso a veces resulta tan incómodo.
—EC: Y aprendemos; a mí nunca se me borrarán las imágenes de
aquel chaval con síndrome Down al que tuvimos que ir a despedir todos los
compañeros del colegio con su corona de flores y todo. Eso te marca y te va
situando. Tú no quieres echarle cuenta pero de vez en cuando, conforme pasan
los años se te aparece el de la guadaña y te entra un temblique por todo el
cuerpo que no sabes como afrontarlo. Hay quienes hacen como Alejandro: se
colocan los cascos y se ponen a escuchar música pero hay otras personas sobre
todo a determinadas edades que agarran unas depresiones de aupa.
—E: ¡Joé no sabía yo que iba a dar tanto de sí el tema! Yo
lo había sacado por hablar de algo durante el camino y que se nos hiciese más
corto, pero ya veo que tenéis carrete.
—P: Hombre, no es nada baladí lo que nos traemos entre
manos. Se trata ni más ni menos – pongamos por caso –, de que el domingo que
viene podamos estar haciéndonos otra ruta o de que ésta sea la definitiva. ¿Te
parece poco?
—EC: Si es así nos damos media vuelta ya ¿eh?, no vaya a ser
que empeore de mis molestias. ¡Ja, ja, ja!
—E: Es otra forma de verlo. De hecho hay quienes prefieren
tomárselo a guasa y no hacerle ni el más mínimo caso, al fin y al cabo no va a
ver una segunda oportunidad.
—P: Hombre, ahí entraríamos en el aspecto místico del tema.
Por eso te decía yo al principio...
—E: ¡Ya, ya! Pero es que cada cual se agarra a la tabla de
salvación que le parece oportuna. Otra cosa es aceptar o no que ese es nuestro
destino.
.../...Continuará
Mira que el tema de La Parca da juego en cuanto a comportamientos. Suele incomodar, como si fuéramos eternos inmortales en este plano físico!!!
ResponderEliminarA mi no me asusta hablar de ello, como ya me "morí" una vez, se me quitaron las angustias. Pero eso si, la muerte de mis seres queridos me sigue afectando hasta el límite, no así en mi.
Pero bueno, ya sabes que soy un poco rara...
Abrazos
(estoy deseando leer la continuación)
Fíjate que es lo único que sabemos seguro y no hay manera de que nos acostumbremos.
ResponderEliminarCreo que el que se lo toma a broma es porque está sano y ve la muerte muy lejos o se siente tan fuerte que cree no le tocará.
Siempre, y ahora más, lo he dicho: no me da miedo morir, pero sí, y mucho, la manera de morir.
Sí que te has puesto "noviembrino".
Abrazos
Desde que nacemos vamos caminando hacia ese momento, yo como todo el mundo le tengo respeto, le temo al dolor so si, pero al paso que obligatoriamente hemos de dar....no
ResponderEliminarProcuro prepararme para ello, tambien yo estoy deseando ver el capitulo siguiente
Un abrazo
Stella