martes, 3 de julio de 2012

Diecimedia (2)


304 Esto no hay quien lo entienda, Gon, ¿qué te pasa Alba?, se ha producido una fuga de archivos, ¡¡mande!!, no quiero hablar, Gon, no quiero ni pensarlo, mejor será que cuelgues tu trabajo, déjame al menos que salude a Trini, VeroMaría, bueno vale, pero ya está…

DIECIMEDIA (2) 
Habían sido tantos años esperando ese momento para encontrar la bonificación de una buena charla, que algún día tenía que verse reflejado en sus versos. Mario amaba esos momentos tanto como a su propia vida, no sólo por hallarse frente a la persona admirada, sino porque
viendo la desnudes de la calle
reflejada en el jaspe de tu mirada.
un diálogo en el que cada cual sepa ocupar el lugar que le corresponde, sin avasallar, escuchando y dejando expresarse, le llenaba tanto que no le importaba llevarse horas y horas, pero cuando descubría que su interlocutor era incapaz de mantener las formas, se abandonaba y daba igual lo que le contasen. Su presencia era sólo física, porque su espíritu navegaba por otros mundos. Él no se irritaba, si tenía oportunidad dejaba que los demás continuasen con sus asuntos mundanos, mientras se ponía a hacer cualquier cosa que no admitía espera, si no le quedaba más remedio permanecía en su puesto, aunque su aportación se redujese a monosílabos o frases sueltas.
Es el momento grácil,
la fuente oculta entre el tráfico
Siempre se preguntaba si era tan importante la estética de los versos. A veces podía suponer un parón en la producción artística porque se enfrascaba- una vez más- con la deliberación sobre que era más importante, si la forma o el fondo. Todo es importante. Preguntaba a sus colegas, pero no le convencían sus explicaciones, tampoco se preocupaba demasiado de buscar en los manuales al uso. Crear, innovar, era dos verbos que le gustaba verlos activos, y una vez puesto a reflexionar y transmitir, si que tenía confianza en su genio oculto. Si bien no era capaz de tomar las riendas de inmediato, de acudir a la llamada urgente de la inspiración, se esforzaba al máximo cuando tocaba hacerlo en el momento que él consideraba adecuado.
donde saborear el agua más fresca
que manar pueda río alguno.
Se levantó de la silla, y se fue al salón de la casa donde tenía un viejo radiocasete emitiendo música clásica. La cinta había terminado de leer una cara y esperaba la mano de Mario, que le diese la vuelta para continuar reproduciendo sonidos de fondo. Era tal la afición que le tenía a este tipo de música, que le resultaba imposible trazar dos líneas sino era con el fondo adecuado. No tenía preferencias, tampoco formación musical, pero la necesitaba, formaba parte de la parafernalia indispensable para concentrarse en lo que escribía. La ausencia de ruidos en la casa lo llevaba mal, por eso procuraba que aquel achacoso reproductor estuviese siempre emitiendo sonidos. Se dio un ligero paseo por el pasillo hasta llegar a la puerta de la calle, la abrió, miró a derecha e izquierda (no había nadie) y a continuación regresó sobre sus pasos a la cueva del patio.
Tu presencia, tu palabra,
el gesto mecánico del camarero
y el amorfo escudo de mi camisa
dan vueltas en torno al mundo
hasta que llegan otras diecimedia.
Le salió del tirón, casi sin respirar. Se volvió a levantar y se fue a la cocina para buscar algo fresco en el frigorífico. El agua que tenía en la mesa no estaba en condiciones de ser tragada, por lo que la vertió directamente en una maceta. Aún había claridad en el segundo patio, pero en el primero – que es donde se hallaba la cueva -, le resultaba difícil leer lo que estaba escribiendo, así que tuvo que encender la lámpara que colgaba directamente sobre la mesa. Alguna mosca – francotiradora – le seguía dando lata y no conseguía centrar sus ideas. Tomó el paño preparado al efecto, y le dio la suficiente confianza al visitante para que se pusiese en un lugar visible. Lentamente fue alzando su mano derecha y cuando consideró que la tenía entretenida, con la mano izquierda, lanzó un rápido golpe tras el cual desapareció el bichito.

Calendario de vida intensa

.../...Continúa en Diecimedia (y 3)

4 comentarios:

  1. No sé. Creo que en principio lo importante es el fondo y luego se pule y se le da forma.
    La forma está ahí, es cuestión de buscarla, pero el fondo hay que sentirlo. Eso creo.

    Soy incapaz de leer o escribir con música:)

    Ya ves, "cada maestrillo tiene su librillo"

    Abrazos y versos

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  2. Unas veces salen más de fondo y otras más de forma.
    A veces un poema tiene tanto fondo que hay que sacrificar la forma y otras, es un poco insípido y se da forma como si fuera un perfecto marketin.
    Pero yo no sé, lo mío es muy visceral.

    He estado como una entrometida observando todo, la mesa, el agua, la mosca... he escuchado la música y todo.
    Yo soy de las que escriben con música seleccionada para cada estado.
    Bien!!!

    No tardes con la siguiente entrega :)

    Abrazos

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  3. Para mí lo más importante es el contenido porque ahí es donde está la esencia del interior, lo demás, la forma, es superficial.

    Un beso.

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  4. Su presencia, su palabra... y con un golpe de mano, desapareció el bichito... impresionante final... me ha encnatado, saludos.

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¿Y ahora qué? ¿No me vas a decir nada?