viernes, 7 de septiembre de 2012

De ida y vuelta (1)

309 Gon, hoy te toca a ti aportar algo, ya lo se, lo tengo preparado, ¿se marchó Vero?, eso parece, ya nos contará, pues eso, ¿cómo sigue Trini?, mejor porque escribe, ¡ah!, por cierto Alba, María espera tus poemas, ya llegarán compañero, ya llegarán…

DE IDA Y VUELTA(1)
I
Los tres amigos paseaban por la orilla del río, cuando llegó tenue a sus oídos el sonido de una cohetería que anunciaba bien a las claras que allí se festejaba algo. El primero en abrir la boca fue Armando, que hasta ese momento no había estado demasiado dicharachero que digamos: “¿Y esos cohetes? ¿Qué celebramos hoy?”. Mari Pepa no tardó en contestarle: “¡Hombre Armando, parece mentira!...la fiesta sevillista que la tenemos ahí en la Cartuja”. “¡Uy! Es verdad, que cabeza la mía, como el partido fue ayer, pensé que había pasado todo”. Los cohetes abrían el claroscuro del cielo como una flecha endiablada, que se rompía en mil pedazos una vez alcanzado su objetivo, brotaba una cascada luminosa de la que surgían otras más pequeñas, que a su vez también estallaban. Como además se reflejaban en el cristal del río, el espectáculo terminaba siendo muy atractivo. Julia recababa su parte de protagonismo del evento, y hacía alusión a que su equipo – el Betis –, también había tenido momentos de gloria, pero al instante era replicada por su amiga, que le insistía en que habían sido tres títulos en una misma temporada, y eso sólo estaba al alcance de los grandes como el Madrid y el Barcelona. Armando trataba de hacerles ver que eso no quería decir ni más ni menos la importancia que estaba tomando esta ciudad, que de un tiempo a esta parte se estaba poniendo a un nivel difícil de superar. Las mujeres le replicaban que ya estaba sacando los pies del plato, que una cosa es el fútbol y otra muy distinta la política, así que no se pasase, ni se aprovechara de los momentos de euforia, que como empezasen a enumerar casos y cosas tendría que callarse, si no quería salir trasquilado. A la altura del puente del Cachorro un grupo de jóvenes realizaban piruetas con sus patines y sus tablas en el recinto preparado al efecto. Sus cuerpos alterados por el continuo movimiento, presentaban un aspecto sudoroso, que en nada intercedía en sus ganas de diversión. Los tres amigos continuaban caminando lentamente, sin abandonar en ningún momento la conversación y pasando de un tema a otro con toda naturalidad, como si fuesen expertos conocedores de la vida que les rodeaba, cuando en realidad tan sólo tenían una pequeña percepción de lo más inmediato.
Cerca ya del Puente de Triana a Mari Pepa se le ocurrió invitar a Julia a que subiese con ellos a su casa; Armando había estado metido en la cocina y tenía para cenar un pollo al chilindrón para chuparse los dedos. Iban a estar bien porque a la niña, que les había prometido una visita, le había salido a última hora un compromiso y dejaba para otro momento la reunión familiar. Julia no puso ningún inconveniente a la propuesta, puesto que tampoco tenía grandes asuntos que le reclamasen, así que sin dejar la charla encaminaron sus pasos hacia el hogar del matrimonio. En ese momento se cruzó con ellos una pareja de jóvenes luciendo uno de ellos una camiseta con los colores de Argentina y el número diez en la espalda. Como un resorte los ojos de Armando y Julia se buscaron, y tras dirigirse una mirada volvieron a lo que estaban, sin hacer el más mínimo comentario...

.../...Continúa en De Ida y vuelta (2)

1 comentario:

  1. Hemos pasado de la cotidianidad a la intriga.

    Qué significa esa mirada. Qué secreto o complicidad?

    (intentando regresar)

    Saludossss

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¿Y ahora qué? ¿No me vas a decir nada?