lunes, 8 de septiembre de 2014

La grúa y la cigüeña

405 Hola Gon, estuve con Priego la semana pasada, ah sí ¿qué se cuenta?, lo propio: la vuelta al cole, como todos, eso, como todos, Gon, ¿y tú que nos traes hoy?, sigo con los micros, Alba, estupendo, pues vamos a ello…

La obra se había parado porque se detectó un fallo en el proceso de cimentación, y había que comprobar la importancia del suceso. Una cigüeña que andaba buscando cobijo, pensó que una estructura como aquella grúa iría de perlas para sus ideales de habitabilidad. Así que instaló su nido en el extremo más alejado del artilugio porque desde allí las vistas eran envidiables. Cuando los obreros reanudaron su trabajo se encontraron con semejante panorama, por lo que hubieron de ponerse de acuerdo las autoridades del ramo, los ecologistas y la empresa constructora. Las cigüeñas temiéndose lo peor, se lo tomaron con inusitada calma y decidieron no moverse de su sitio por muchos requerimientos humanos que se presentasen a sus puertas, así que todos hubieron de contentarse y habituarse a la presencia de la zancuda, formando parte de la decoración del edificio en ciernes. Los obreros comenzaron a encariñarse con tan simpáticas compañeras y cada vez que estas realizaban algunos de sus típicos clotoreos, terminaban aplaudiendo como si de interpretar algún dueto operístico de fama se tratase. Se convirtieron en el atractivo turístico de la ciudad. Lo de menos era ya el ritmo de la obra, y las posibles molestias que pudieran estar ocasionando al vecindario; la gente se aglomeraba para ver el espectáculo, y se llegaron hasta alquilar azoteas con vistas al nido de la cigüeña. Llegado el mes de mayo, nacieron dos retoños que hicieron las delicias de todos los habitantes de la ciudad y algunas poblaciones limítrofes. Por supuesto que el constructor no lo dudó un instante, e hizo instalar en todas sus grúas un nido artificial de cigüeña, sólo que los resultados nunca pudieron superar a los de aquel nido.

4 comentarios:

  1. Me alegra volver a leerte, Arruillo, un relato sobre la cigüeña, por cierto, hace tiempo no veo una, y aquí la encontré.

    Un beso.

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  2. Qué ternura. Una vez estuve por Castilla y vi alguna cigüeña sobre los campanarios. por aquí no se ven, pero su visión me aporta tranquilidad y mesura.

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  3. Hermosa historia amigo mío. Entrañable manera de visionar el mundo. Un fuerte abrazo.

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  4. Un relato encantador, las buenas historias son las que se forjan bajo el sol de cada cielo. Me gustó observar el nido de tan simpáticas huéspedes a través de tu relato.
    Saludos.

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