
Confieso mi
debilidad
por Horacio Quiroga, me la insuflaron en uno de esos cursos en lo que uno se
apunta para mejorar en la escritura. Forma parte de mis libros de cabecera, a
él acudo como un bálsamo cuando me enredo con lecturas complicadas o que no me
llenan. Leo “En la noche” y me parece mentira que en tan pocas páginas se pueda
crear una tensión tan enorme, una atmósfera tan propicia, que a pesar de saber
que estamos ante un final feliz –cosa extraña en este autor–, seguimos leyendo
con voracidad. Su divague, sus diálogos, son exquisitos, únicos. En el relato
corto, Quiroga es uno de los grandes. Un bálsamo, ya digo.

Leo a Antonio Gala en “Los papeles del agua” Es indudable
que la prosa de Gala es contagiosa e invita a seguir leyendo, bien sea porque la
historia en cuestión atrapa o porque su aportación intelectual es interesante.
Su amplio bagaje le hace tirar de recursos sugestivos, sobre todo a la hora de
referenciar a otros autores o acontecimientos literarios de épocas pasadas;
traer a colación algún acontecimiento o alguna frase, me parece una buena
manera de formar al lector. Si está bien hecho, claro. Gala cuenta una historia
de amor que busca su originalidad en unos supuestos cuadernos que una supuesta
escritora conocida habría escrito y no publicado. La sitúa en la ciudad de
Venecia como un atractivo más para la lectura y se atreve a darle cancha a la
temible mafia de origen italiano, lo cual siempre es un riesgo por muy
literario que sea lo que alguien escribe. Puede que Gala esté ya un poco de
vuelta de todo. No se me ha hecho pesado, lo he leído con gusto, a pesar de ser
un libro de más de cuatrocientas páginas.
Y para terminar, mencionaré a un poeta malagueño, para mi
desconocido hasta
ahora, Francisco Muñoz
Soler, nacido en 1957, que me ha sorprendido con “Esencias” y “Alma entre
almas”, publicado por la Asociación Di-Fusión-2 –de la que acabo de hacerme
socio–. Su estilo es tan claro, tan de andar por casa, que se hace íntima su
versificación. De él, dejo esta muestra:
Desgraciadamente
no leen poesía
quienes no necesitan
amar
desgraciadamente
no leen poesía
quienes hacen bandera
de la estulticia
aún así
tenemos que reavivar
sus consciencias
con la fortaleza
que nos da el amor
para conquistar
espacios de compasión
en sus corazones
de piedra.
Qué bien, amigo. Bna entrada nos presemntas.
ResponderEliminarGracias + Abrazos
Hola J. R. de este trío solo conozco Antonio Gala, pero tengo curiosidad por los otros dos autores, ya miraré a ver si encuentro estos libros.
ResponderEliminarUn abrazo y feliz semana.