domingo, 16 de febrero de 2020

Se bien que hay una frontera





Sé bien que hay una frontera,
un cristal de bordes redondeados,
una raya,
un lugar donde Eros está proscrito,
una isleta junto al semáforo
donde Michel nos persigue,
a ti te vende pañuelos,
a mí palomas de alas rojizas.
Tierra inhóspita que ahora cabalgo.
Quiero que mi verbo esté
en la servilleta volátil,
en la hoja rosa del parte
o en el filo de tu almohada.
Es una franja
                   tan estrecha
tan ancha
             como beber cerveza con o sin.
Verdes naranjas que tornarán
su piel en atardeceres de verano,
que ofrecerán almíbar a los dioses,
                                                     inspiración al poeta,
cuando estemos junto al puesto
veremos sólo naranjas, tal vez su precio.
Aquí ante blanco papel emborronado
me siento acero
con empuñadura de plata
y te sueño perfume de jazmín
que llama a mi ventana.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¿Y ahora qué? ¿No me vas a decir nada?