Hay personajes que se definen por si mismo, sin necesidad de
esforzarse demasiado en describirlos. Y es que al poco de encontrarnos con ellos,
entre las páginas del libro, enseguida encontramos ese punto de encuentro entre
lector-personaje. Abdón es de esos tipos, a los que es difícil imaginar lejos
de su bicicleta, su “birula”, como tenía por costumbre llamarla, tal vez por el
tiempo que pasó allá de los mares.
Luego está lo que el destino nos tiene deparado a cada uno de nosotros: esa
carretera siempre tan peligrosa, esas curvas, esa niebla…y ese espíritu de
superación tan necesario para salir de las grandes dificultades.
En fin, ahí está “Bajo la luz de mi plaza” para desarrollar esta historia. No
se la pierdan.

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