Fotografía tomada de la red
Melojo
Se trata de un árbol de gran porte que puede llegar a medir hasta 25 m de altura y que se encuentra especialmente distribuido en países como España y Francia, así como en enclaves al norte de África como, por ejemplo, Marruecos. No obstante, figura entre las plantas amenazas en varias comunidades autónomas de nuestro país (Andalucía, Castilla-La Mancha, Castilla y León y Valencia).
Constituye una especie de roble que se encuentra perfectamente adaptado al clima mediterráneo gracias a sus hojas aterciopeladas por ambas caras, que permiten reducir la transpiración. Prefiere suelos con sustratos ácidos y sin concentraciones de cal y no tiene demasiados problemas con la altitud del terreno, ya que puede llegar a crecer en terrenos desde los 200 a los 2.100 m sobre el nivel del mar. No es extraño encontrarlo formando extensos bosques que en ocasiones comparten con otras especies.
Con respecto a los usos del melojo (Quercus pyrenaica), se trata de una especie que ha sido especialmente explotada por su madera para leña, así como por sus cualidades para la elaboración de carbón vegetal. Además, tradicionalmente también ha tenido otras utilidades como la de curtir pieles y también ha sido esencial en sectores como el de la industria naval o el de la construcción.
Roble melojo, rebollo
Quercus
pyrenaica Willd.
Cómo es?
Árbol marcescente de hasta 25 m, con tronco derecho y esbelto, copa
irregular, corteza
gris con grietas longitudinales y ramificación abundante; a veces podemos
encontrarlo
reducido a arbusto estolonífero. Los tallos jóvenes son tomentosos y péndulos.
Yemas
cónicas, agudas, tomentosas y amarillentas. Sus hojas de 8-14 cm, con pecíolo
de 8-12 mm, son caducas o marcescentes en función de las condiciones de frío o
calor, pinnatífidas, raramente sólo lobadas, ceniciento-rosadas y densamente
tomentosas cuando jóvenes, después verde-oscuras, mates y glabrescentes por el
haz y densamente tomentosas, con pelos estrellados por el envés. Flores
monoicas. Los amentos masculinos 5-10 cm, con raquis peloso y perianto de
lóbulos hirsutos. Las flores femeninas presentan estilos claviformes, con
estigmas espatulado, libres y arqueado. Su fruto es la bellota, se trata de un
fruto seco denominado aquenio, que contiene una sola semilla, cuya envoltura
externa no está soldada a la misma. Es de de color castaño con pedúnculo
fructífeructífero de hasta 40 mm, rígido y tomentoso.
¿Dónde crece? Se desarrolla sobre
suelos silíceos, muy raramente en ambientes calizos. Requiere humedad y frío,
por lo que crece en zonas de clima subatlántico o ibérico continental,
sustituyendo a menudo altitudinalmente a los encinares. El rango altitudinal
que ocupa suele ser desde los 400 a los 2100 metros.
¿Dónde podemos encontrarla?
Esta planta
se distribuye fundamentalmente por la Península Ibérica y Marruecos, aunque
también la podemos observar en el oeste y suroeste de Francia. En Andalucía se
encuentra en todas la provincias salvo en Almería, pero lo hace de manera muy
local, formando pequeños bosquetes y ejemplares aislados. La excepción es
Granada, pues en Sierra Nevada se estima un área de ocupación de unas 2000
hectáreas.
¿Sabías qué? Aunque su epíteto
específico es “pyrenaica”, en los Pirineos es una planta muy escasa en esta cordillera.
Como todas las especies de quercíneas de nuestro entorno, ha sido muy
utilizada, fundamentalmente, por su madera para la construcción, leña y para
obtención de carbón. Sus frutos, no sólo han servido de alimento para el
ganado, pues en periodos de escasez de alimentos, con las bellotas se elaboraba
harina y se hacían tortas o panes; también se consumían asadas, de igual modo
que actualmente hacemos con las castañas .
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