viernes, 12 de febrero de 2010

Se busca historia (2)


156 ¿Gon tienes ya la segunda parte del relato?, casi, pues date prisa que Aires está impaciente

SE BUSCA HISTORIA (2)
.../Viene de Se busca historia (1)

Ese m. no tiene porque estar al otro lado del globo terráqueo, ni se puede siempre pensar en el Japón o en la China, que son sitios que caen muy lejos, a veces es suficiente con salir al patio de la casa, al jardín más próximo o a la azotea del bloque para darnos cuenta de lo que nos rodea – vamos a decirlo con la boca llena -, que ya sabemos las desgracias que hay por esos m. de Dios. Un insecto, una flor, una estrella o una frase dicha en el momento oportuno, nos descubrirán lo importante que es dar ese paso de la dedicación a la vida contemplativa, dicho sea en el mejor sentido de la palabra. ¿Cómo puede uno imaginarse que un ser tan diminuto de apenas cuatro centímetros, es capaz de mimetizar su cuerpo para pasar totalmente desapercibido colgado de una rama? Uno en su trabajo de oficina puede ser de lo más formal del universo, pasar casi por un mueble, pero más tarde o más temprano alguien descubre tu presencia y termina por delatarte, pero ese bichito tan pequeñajo, y con esa forma idéntica a la rama en la que se pasa la vida. Esa escena, esa instantánea, se ve una vez o dos en la vida de una persona y nada más. Con las flores pasa tres cuartos de lo mismo: las vemos a bulto, nos parecen bonitas, olorosas, que encajan muy bien con el paisaje o que forman una pradera excepcional para jugar al fútbol, o sacar a pastar a las ovejas, pero ¿nos hemos detenido a contemplarlas? Esa simetría, ese aspecto atractivo para que los insectos vengan a libar justo ahí, donde ellas necesitan darle el abrazo del oso y que sus espermas sean esparcidos cada vez más lejos. De las estrellas ¿Qué decirles? Desde que mi padre me contara la aventura del caballo blanco, que galopaba por el camino de Santiago, quedé fascinado por ese manto de puntitos relucientes con fondo negro, que parecían acercarse cada vez más a mí. Tendido boca arriba en una cama de paja, sintiendo el relente de la noche juguetear con mi nariz, no parecía vencerme el sueño nunca. Desde entonces fue para mí un lujo pasar una noche a la intemperie, escuchando el canto de las ranas, el rumor de las olas o los trinos amorosos del ruiseñor. Y los huesos lo más cerca posible de la madre Tierra, con un aislante para evitar las humedades y poco más, no convienen llevar demasiadas cosas, que aunque parezca lo contrario termina pesando. Es mejor soportar algunas incomodidades, pero la bici no conviene sobrecargarla, porque por muy engrasada que esté y muy bien compensada proporcionalmente, al final hay que moverla y esto tiene que ser a base de riñones. Y los riñones a ciertas edades es mejor tomarlos al jerez que ponerlos a prueba por una sobrecarga.

— ¡Julián, de nuevo estás desvariando! Lo de los riñones puede resultar ingenioso, pero olvídate de los petates y zarandajas similares y céntrate en ti mismo, en tu persona en pelota picada, si quieres que te lo diga más claro.

— ¡Ojú Ernesto, me estás poniendo difícil la forma de explicarme! Hombre, déjame que tire por el camino más corto para que me salgan las palabras, sino me parece a mí que no vamos a ningún lado.

—Julián te recuerdo que estás en una consulta y tú has venido aquí – aparte de ser mi amigo -, a que yo pueda reconducir tu vida, que según tú, no sabe por donde anda.

—Si, es cierto, pero hombre ya que tenemos amistad, mira bien a ver si me haces un favor, y procura sacar lo que puedas en claro, de forma que yo no tenga que quebrar los cascos demasiado, porque si no me parece que no llegamos a ningún lado, porque cuando me da el tic, se me agarrota la mano y cuesta trabajo abrírmela ¡eh! Te lo advierto por lo que pueda pasar.

— ¡Anda, anda! Déjate de tonterías y vuelve a concentrarte en tí mismo, siéntate, relájate y escucha esa musiquilla que sale por los altavoces.

—Ernesto, yo de esto entiendo poco, pero me parece que Rosendo no sea quizás lo más adecuado para una buena relajación.

— ¡Y que quieres que te ponga! ¿Á opá?..

—Hombre, a lo mejor por ahí íbamos mejor. Como estamos en verano.

—Anda, anda, te lo pongo flojito y relájate. Sigamos.

—Sigamos.

Yo sé que tengo que caminar, que no debo arrugarme ante las contrariedades que la vida nos proporciona, porque en eso consiste vivir: ser más fuerte que ese monstruo que trata de derribarnos, de hacer que caigamos en el atajo, de olvidar nuestro verdadero rumbo. No sabemos lo que buscamos y tal vez nunca tengamos claro cual es la mejor decisión, pero si que puede ser cierto que la mejor es aquella que tomamos en un momento dado. Si nos va mal ¿Nos hemos equivocado? ¿Quién nos asegura que no nos hubiese ido peor en otras circunstancias? A veces miro a mi alrededor y encuentro gente que en apariencia lo tienen aún más difícil que yo; no me sirve de mucho, porque ellos no me pueden sacar de mi m., pero tan sólo pensar que yo podría estar haciendo algo por mejorar su situación, ya me sirve de consuelo, y me animo en buscar esa senda que haga que me encuentre mejor. Puede que resulte que en mi afán por coger el petate y lanzarme a conocer el m., sin rumbo conocido, no es más que una huida, una válvula de escape para no afrontar los problemas que me aquejan, o tal vez sea una mezcla de las dos cosas, porque no puedo negar que me atrae, como ser humano que soy, el conocimiento de otras culturas, y otras formas de vida distintas a las que estoy viendo cada día, y que me gustaría hacerlo sin prisas, mezclándome con la gente, tratando de pasar desapercibido y empapándome de todos sus pensamientos. Es tan apasionante descubrir como somos y como nos llevamos con el resto de las criaturas del Universo.

—Muy bien Julián, ahora si vamos por el buen camino.


.../...Continúa en Se busca historia (y 3)


7 comentarios:

  1. ...ahora si vamos por el buen camino.
    Lo seguiremos.

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  3. AIRES dijo....Entonces, estamos quietecitos en una amigable sala de consulta ¡acabáramos! La mente viaja demasiado y las insatisfacciones personales afloran continuamente de manera que nos perdemos casi todo lo que ocurre a nuestro alrededor. A ver si enmendamos el rumbo, capitán !

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  4. Se pasa la vida y cuántas veces he imaginado realizar ya! un viaje que estabilizara mis inestabilidades interiores...pero por falta de tiempo, me "he escapado" a lugares más cercanos y con algo de desgano...sin embargo, al llegar a esos "sitios sencillos" he encontrado todo y más de lo que tal vez, podría haberme proporcionarme aquel viaje... ¿por qué?... porque supe mirar y valorar, todo lo que había a mi alrededor… Hacía años que no veía, por ej. una luciérnaga, y allí había muchas, pero ellas creo que se dieron cuenta que yo llevaba casi una hora observándolas , porque coquetas, revoloteaban muchos más cerca de mí…

    Besos!

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  5. Me encanta la facilidad con la que pasas de un tema a otro, como si todo estuviera relacionado en última instancia y vos ya lo tuvieras visto desde que pusiste la primera palabra. Es muy llevadero (y eso que es bastante largo) se lee muy ágil y me gustan mucho los diálogos. Lo único que te diría es que busques una forma de equilibrar la parte del "divague" y la parte de los diálogos. Porque es muuuucho divague y después al final muuucho diálogo, para este tipo de historia que me parece que tiene su fuerte en el divague, pondría pocos diálogos, dos o tres líneas que me dejen pensando.
    Muy bueno. Te sigo

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  6. 24/11/2010 at 17:27

    Hola Arruillo!
    Pues si tuviera que escoger, no sé qué parte es mejor, si las reflexiones o los diálogos.
    Por escoger algo entre tanto, y tan bueno. La discusión sobre Rosendo y Opá. Me encantó el fino humor que destila.
    El efecto que me producen las reflexiones es olvidarme que hubo diálogos previos, y de repente, ¡bang! me despierto. Sñe que volverá a suceder, pero ahí llegan más reflexiones… y vuelvo a picar.
    En tus relatos logras dar un enfoque de las situaciones cotidianas lleno de sosiego y humanidad.
    Ciao!
    KAte B.

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  7. 26/11/2010 at 23:32

    Como ya te dijeron, el dialogo y las reflexiones son muy buenas, difícil decir cuál es mejor. Yo digo que mabos. Julian (si es así, no?) esta abriéndose, contando sus pensamientos (me gusta como pasaste del tema de las estrellas a la bicicleta, y luego a los riñones… muy loco!) y luego lo interrumpen diciéndole que no se pase. Es divertido.
    Saludos de nuevo!

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¿Y ahora qué? ¿No me vas a decir nada?