180 ¿Tenemos ya la segunda parte de "Cuatro gotas"?, así es Alba, pues vamos a colgarlo que tenemos al personal impaciente, ¡no será tanto!, ya veremos…
CUATRO GOTAS (2)
.../...Viene de Cuatro gotas (1)
No hacía mucho la situación era bien distinta, el tráfico rodado se había apoderado de toda la ciudad y la gente se desplazaba en coches particulares como la cosa más normal del mundo. Se aparcaba en doble fila, encima de las aceras, en los pasos de cebra y cualquier sitio, sin respetar a los peatones, cada vez había más concesionarios de vehículos y marcas de coches nuevos, se batían record de ventas como el que bate huevos para hacer una tortilla. La situación era humanamente insostenible. Ni el centro de la ciudad se respetaba, ni el casco histórico, ni los cinturones exteriores podían con la carga de vehículos. Entonces si que era una situación caótica y en extremo peligrosa. Los llamamientos de
—Mi sargento, que aquí hay uno que ha colocado el coche en mitad de la calle y dice que no lo mueve porque no le da la gana.
—Pues muévalo usted, agente.
—Lo tiene bloqueado y como no venga la grúa.
—Agente ¿Cómo se llama usted?
—Severiano Pérez, mi sargento.
— ¿Qué número de placa tiene?
—Veinticinco mil diecisiete, mi sargento.
— ¡Aja! Ya lo tengo. Pues según su expediente, que estoy viendo en pantalla, hace tres meses le ocurrió un caso semejante en
— ¿En
—Pues no me entretenga que está la tarde muy movidita, agente Pérez. ¡A su trabajo!
—A la orden, mi sargento.
El sargento Bueno se las pintaba como nadie para conseguir que todo fuese una balsa de aceite en el diario discurrir de la gente de la ciudad. Lejos quedaron aquellos tiempos en que se pasaba todo el día trazando esquemas y dibujos de todos los accidentes que ocurrían en la ciudad relacionados con el tráfico. Ahora la gente parecía como más civilizada, se movía de un lugar a otro caminando como si lo hubiesen hecho toda la vida, con pequeñas bolsas de compras, entrando y saliendo de los tranvías con toda la normalidad del mundo. Otros se trasladaban en bicicleta haciendo sonar su timbre de vez en cuando para evitar incidentes, y los menos se empeñaban en seguir utilizando el vehículo privado para ir a todas partes, en lugar de dejarlo en las zonas habilitadas para el intercambiador modal o en la puerta de su casa que es donde mejor estaría. Surgían conflictos derivados del estado nervioso, por no saber que hacer con el coche y entonces es cuando tenían que intervenir los agentes de la policía municipal y en casos extraordinarios hasta el mismo sargento. “Pero peor estábamos antes – como le decía Benita a su esposo –“, que daba miedo salir a la calle y encontrarte con una zanja y otra y una calle cortada por obras de acometidas y otra por construcción, en la que el camión hormigonera no deja pasar ni al carrito de la compra. Ahora por lo menos no están los coches y aunque siguen las zanjas, se puede andar por ahí sin necesidad de dar rodeos para llegar hasta donde quieres.
.../...Continùa en Cuatro gotas (3)
Me prometo y requeteprometo no leer hasta tener final, pero me gana la curiosidad y me quedo ahora a la espera, mal aparcada en la ciudad. (Perdí mi cuenta y no tengo acceso al blog. Ya les contaré y avisaré cuando me rehaga. Por ahora leo).
ResponderEliminarBesos a todos.
A Nerea más y más.
Pero qué lio para estacionar! hasta yo me estresé jajajajaja
ResponderEliminarAhora el Sargento Bueno, con un chasquido saca una orden, eh!
Besitos!
Como siempre,es una delicia leerte.
ResponderEliminarTe llevo para Facebook para que disfruten de tu imaginación.
Un saludo.
Carmen.