lunes, 1 de diciembre de 2014

Sobre libros y lecturas


Quiero contarles lo último que ando leyendo por uno u otros motivos.



Empezaré por el correspondiente a la Tertulia de la Casa del Libro de Sevilla. Les hablo de El cerebro de Andrews, del escritor norteamericano E.L. Doctorow. De entrada el primer párrafo es ya para agarrar el libro y no soltarlo hasta llegar a la última línea. Magistral manera de comenzar una novela. Destaca también la ausencia de guiones en los diálogos —todo el libro es un diálogo, desde la primera palabra— y sin embargo se entiende todo de forma tan natural, que no se echan de menos ni por asomo. La historia, bien narrada, es dinámica, creíble y con grandes dosis de humor, lo cual es de agradecer cuando el siquiatra anda de por medio o los vericuetos de nuestro cerebro están en entredicho. Creo que se trata de un ejercicio literario en el que nuestro propio cerebro tendrá que descubrir quienes son los personajes e incluso si son de carne y hueso. Intrigante y atractivo.




El segundo libro que traigo a la palestra es la obra de de Stefand Zweing, Veinticuatro horas en la vida de una mujer. Tengo el honor de coordinar una tertulia literaria en la Casa de las Sirenas, en Sevilla, y fue propuesto este libro por uno de los contertulios. Para mí fue una sorpresa, más que agradable, puesto no conocía a este autor, y ello es debido a que fue un autor maldito en su época ( 1881-1942 ). La obra que les cuento tiene un arranque similar a la anterior, pero a diferencia del libro de Doctorow, enseguida se mete el narrador en tratar de darnos su opinión sobre determinadas conductas de la condición humana. Y ahí es donde duele. Deje usted, señor, que el lector saque sus propias conclusiones, que se haga preguntas, que tenga dudas. Era otra época y la narrativa se desenvolvía por otros cauces; todo es comprensible. Tiene la virtud de estar narrado en primera persona, con lo que la cercanía se percibe, se masca. La historia es interesante —siempre lo es cuando el amor anda de por medio—, y tiene pasajes deslumbrantes. Otra virtud, a mi modo de entender esto de la novela, es que tiene poco más de cien páginas. Y eso conlleva una tarea ardua para contar lo que se quiere, prescindiendo de todo lo superfluo, a menos que haya necesidad de pasar báscula antes de la publicación.



Y por último, les quiero hablar de El club Dumas, de Arturo Pérez Reverte. Un libro que no es nuevo, pero que ahora ha caído en mis manos porque ando empeñado en un proyecto que tiene que ver con una serie de escritores españoles, entre los que se encuentra Reverte. Por tanto, decía, lo he leído y me ha resultado complicado hacerme con los mandos de la lectura puesto que el autor se encarga de dotar al relato del suficiente misterio para que las cosas se vayan complicando y no sepamos a ciencia cierta cual es el Norte de la novela. Reverte es especialista en crear ambientes para atrapar tanto al lector como a sus propios personajes, así que entre buenos, malos y gente que no se sabe muy bien de que lado están, se nos van colando las páginas intrigados por saber hasta donde llegará el afán detectivesco del cazador de libros. Con el diablo de por medio y una serie de láminas a interpretar me he formado tal lío, que tan solo me ha quedado claro lo banal: él, ella y la aventura de la vida misma. Demasiado trasiego para mis entendederas.

Y eso es todo, amigos. A leer y a disfrutar, que es de lo que se trata.

6 comentarios:

  1. Por supuesto hay que leer, para disfrutar de una buena lectura, y porque tener un libro es enriquecerse y volar entre la magia de una buena lectura.

    Un beso.

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  2. Pues se agradece la orientación, amigo. Es una suerte tener alguien que nos ayude a elegir en este tremendo maremagnum de libros que conforman las librerías y de los que nada sabemos a veces.

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  3. De los tres libros que comentas solo conozco el Club Dumas.
    Me apetece leer Veinticuatro horas en la vida de una mujer.
    Parece interesante.

    Un abrazo muy grande.

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  4. Muchas gracias por estas, sintetizadas, reseñas, amigo. Valen mucho las recomendaciones, cuando llegan de un entendido como tú.

    Abrazos

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  5. "Veinticuatro horas en al vida de una mujer" parece interesante.
    Anotada!!!

    Abrazos

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  6. María, Antonia, Marisa, José, Vero: gracias por vuestra visita. La lectura es imprescindible para todos los que andamos metidos en tareas de escritura. Hay que leer mucho, pero despacio, saboreando.
    No dejéis de conocer a Estefand Zweing, creo que os sorprenderá gratamente.
    Abrazos para todos

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