jueves, 4 de octubre de 2018

Zahara de la Sierra (3)



13/10/97
La mañana se inicia con una visita a un antiguo molino de aceite que aún sigue activo, pegado a la falda de Zahara de la Sierra. El parroquiano nos atiende con amabilidad mientras observamos la adaptación del trabajo a los tiempos modernos y todo el proceso para convertir la oliva en el preciado aceite. Allí quedan para la historia las enormes piedras de granito sin nadie que pueda ya ponerles al día y sustituidos los engranajes metálicos. Capachos por doquier y un museo de apeos de labranza distraen nuestra atención. Desde aquí se observa una vista relajante y tranquila del enorme lago que conforma el actual embalse de Zahara.
Acto seguido volvemos a encaminarnos al puerto de Las Palomas para llevar a cabo un itinerario que discurre por el pico Coros. Se trata de un trazado fácil que permite observar una panorámica ideal ya que va dándole la vuelta a todo el monte. Zahara, Algodonales, Garganta Verde, el embalse, El Gastor, Ronda, Grazalema; todo queda a vista de pájaro ya que hasta los propios buitres quedan por debajo de nuestra visión en determinados momentos. La vegetación da idea del frío que debe hacer por esos cerros, así como la ausencia de árboles. Por la parte de Zahara se presenta como una umbría con bastante vegetación y vida animal y de descenso suave, en contra por la parte de Grazalema el asunto se vuelve más abrupto y presenta unos cortados propio para cornejas, grajos y similares. Las cabras como es de suponer también encuentran su sitio porque toda la zona en si es rica en este tipo de ganado doméstico. En la cima (1331 mts) existe unos restos de estación meteorológica y un poste cuya destrucción está penada por la ley, desde el cual se tiene una buena vista sin las condiciones meteorológicas acompañan, como era el caso del día que nos ocupa, que se hallaba despejado y tras el ejercicio no hacía ni frío, ni calor.
Terminamos la estancia en Zahara de la Sierra con una comida comunitaria en la casa donde hemos pernoctado en honor de E.C., tesorero a la sazón de Driades, que ha tenido la gentileza de preparar un suculento guisado de carne por su onomástica. Otros compañeros llegan ex profeso desde Sevilla para celebrar tal acontecimiento.

1 comentario:

¿Y ahora qué? ¿No me vas a decir nada?