lunes, 6 de junio de 2022

¿A qué sabe la vida?

 


¿A qué sabe la vida

refugiado en un restaurante?

Tropiezo cada dos minutos

con una gabardina inerte,

con una lámpara que me ilumina.

Hablo contigo cual ave de paso

que sabe

de lo fugaz de su presencia.

No venteo el puchero

ni te veo el pelo desaliñado;

nos proveemos

de un bono trimestral

con postre gratis.

¿Qué fue de aquella niña,

de aquel pasillo,

de aquellos gatos?

Naves espaciales de vientre negro

cubren mi cielo

y no puedo echar anclas,

no toco fondo.

Las granadas de mi cercado

las comen los gorriones

mientras esperamos al mêtre

endulzándonos los sentidos.

Serena barca que fondea

en playa de oro

—la perpetua—

donde no consigo arribar;

no me responden los brazos.

A tu planta me postraré

y lucharé cual caballero                                                           

contra robóticos molinos.

Mándame lidiar con dragones,

anuda tu pañuelo verde

en el extremo de mi lanza,

recibe conmigo el té

bajo el cerezo que sembramos

lejano del menú del día

y meseros engominados.

8 comentarios:

  1. Arruillo, hacía mucho que no te leía y me he llevado una grata sorpresa al hacerlo, pecioso poema, hace años...escribías pequeños relatos, o cuentos cortos , te felicito, me ha gustado el poema
    Un abrazo

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    1. Gracias, Carmen, por tu visita. Hago de todo un poco, lo importante es estar ahí. Un abrazo

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  2. Una bella replica al quijote. Excelente José. Abrazos

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  3. Me ha gustado mucho el poema, y la elección vital que hay en él. Un abrazo, José.

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    1. Gracias, Luisma, siempre tan atento a mis escritos. Un abrazo

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  4. El poema es una delicia.
    Me gusta cómo juegas y expones el escenario, los recuerdos y el vaivén del alma de quien es Quijote.
    Muy bien llevado, amigo. Te felicito.

    Abrazo.

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    1. Gracias, Vero. Seguiremos luchando contra los gigantes y sus trabas. Seguimos en cotacto. Un abrazo

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