viernes, 10 de junio de 2022

Elvira

 

                Así comienza este relato, que forma parte del libro Bajo la luz de mi plaza

  La ventana de Elvira daba a una plaza llena de naranjos con la estatua de un militar presidiendo la misma.

La ventana de Juan también daba  a esa plaza, solo que  por medio había un muro y unos alambres de espino separando los dos mundos.

Los niños correteaban alrededor de la escalinata bajo la atenta mirada de la abuela, que no cesaba de dirigir sus juegos, aunque el éxito era escaso. Subían, bajaban, se arrastraban por el suelo y asustaban a las palomas.

Elvira se asomaba cada tarde, contemplaba el bullicio y dejaba correr su imaginación pensando siempre en la posibilidad de que alguien estuviese tras de ese muro haciendo lo mismo que ella.

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