lunes, 28 de octubre de 2024

De una palmera

 


 De una palmera próxima

surgen los periquitos

como maduros dátiles.

No es su edén, este no es su edén,

pero desdibujan las nubes

y parlotean las terrazas

dueños de su condado.

Enamorado de ti

me amoldé a tus almenas,

a las antenas parabólicas,

a las camisas al sol,

al crujir de los muebles;

olvidé la repetitiva sintonía

de tu cuarto-estudio-laboratorio

y la movilidad de brazos

del batería cresta roja.

Las tórtolas, mis tórtolas,

las que habitan las grietas

olvidadas del arquitecto

tampoco arrullaron la cuna

con la que cruzamos océanos

hasta encontrar a Pata Palo.

Yo ejercito mis alas

como las tórtolas,

como los periquitos,

para llegar a tu presencia,

para retornar a mi oteadero

de palabras, refugio de melodías

donde te sueño

manchado de pixeles,

devorando mueslis con vatios,                                                          

pero trasmutado al fin

como ave del paraíso.

7 comentarios:

  1. De una palmera pueden surgir preciosos versos como los que te has inspirado, amigo J.R., da gusto venir a tu blog a disfrutar de buena poesía.

    Un abrazo.

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  2. Gracias, María, siempre es un honor recibirte por esta casa y leer tus comentarios. Un abrazo

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  3. ¡Que bellas palabras Arruillo!.

    Un abrazo.

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  4. Tu poesía me suele sacar sonrisas, como hoy, que me parece pura ternura el aleteo de las tórtolas y los periquitos en la palmera con sus charlas.

    Abrazo, amigo.

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  5. Ya ves, Vero, otra faceta que tiene la poesía: sacar sonrisas y por ende dar felicidad. Gracias por la visita. Un abrazo

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