lunes, 15 de diciembre de 2014

El Chorro


No hace mucho estuve en El Chorro. Hacía tiempo que no paseaba por ese mítico paraje de la provincia de Málaga, y desde el primer momento mi mente estuvo puesta en aquel año de 1990 en el que DRIADES pisó el Desfiladero de los Gaitanes. Los niños, vivieron aquellos días como siempre suelen hacerlo cuando se les saca de la rutina —puede que algo les haya quedado en su memoria—, y los adultos quedábamos extasiados con la belleza que nos rodeaba: el río Guadalhorce, las paredes en vertical con oquedades misteriosas, la vegetación, el vuelo de los buitres. Y por encima de todo, aquel Caminito del Rey, del que habíamos oído hablar, pero que hasta que no lo vimos, no lo creíamos. Labrado sobre la verticalidad, con apenas una tímida valla que separaba al individuo del abismo, impresionaba contemplar hasta donde llega la capacidad humana. Este camino de unos 3 kilómetros de longitud tiene una parte vertiginosa, de barras de acero y hormigón clavadas en la pared vertical y un puente sobre el mismo desfiladero sobre el canal de agua (Esto último lo dice la Wiki).  Se de buena tinta que esta obra se hizo para satisfacer el gusto de Alfonso XIII, que a la sazón había venido a Álora-Ardales a inaugurar una presa. No quiero ni pensar lo que sufrirían los obreros para la culminación de semejante “caminito”. El sábado pasado, por cierto, tuve ocasión de estrechar mis manos sobre el cuerpo del rey, en forma de estatua: hay una representación a tamaño natural, nada más y nada menos que en la Punta de Europa, en Nerja. Pero en fin, a lo que iba, todo lo que rodea al denominado Parque Ardales es digno de una sosegada visita, porque allí tienen cabida tanto los aventureros: Caminito, barranquismo, paredes que trepar, monte Huma, como los amantes de la cultura o los paseos en canoa: Bobastro, el lago, sendero de los Gaitanes. He visto mucho ambiente, de gente que le gusta alejarse por unas horas, o por unos días de las ciudades. El turismo rural sigue vigente a pesar de la crisis. Y ya, para rematar la estancia, es más que curioso dejarse caer por Carratraca para saborear la original forma de servir comida que tienen por Casa Pepa. Madre mía, lo que dan de si ocho euros.

7 comentarios:

  1. Veo que te lo pasas de lo lindo. El lugar lo merece. La foto, preciosa y el recorrido como tú nos tienes acostumbrados cuando leemos tu cuaderno de campo. Gracias.

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  2. Seguro que has vuelto con las pilas cargadas. Un beso.

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  3. Qué biejn lo cuentas, amigo. Me dejas con las ganas.

    Abrazos

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  4. Vero, Antonia, María José, J.Valle: gracias por vuestra visita y vuestros comentarios. Ni que decir tiene que me alegro que os haya gustado esta crónica. Rodeado de amigos en plena Naturaleza es siempre un placer.
    Abrazos

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  5. En cada rincón de España
    la Naturaleza nos invita
    a vivirla.
    Gracias por este paseo,
    por el paisaje de tus palabras.

    Besos

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  6. Gracias a ti, Marisa, por pasar por este rinconcito de las letras. Un abrazo

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¿Y ahora qué? ¿No me vas a decir nada?