viernes, 10 de septiembre de 2010

Operación jazmín (1)

203 Aunque el verano aún no ha terminado, tendremos que seguir nuestro sino Gon, y le daremos las gracias a Mariano Magnífico por su visita, ni que decir tiene ¿qué nos traes hoy?,una de intriga, ¡ah!






OPERACIÓN JAZMÍN (1)

Una tarde tormentosa del mes de Mayo me encuentro mirando por la ventana de mi habitación las distintas formaciones de nubes, tratando de darle una explicación lógica al tremendo calor de Sevilla, cuando observo un movimiento desacostumbrado en la calle ,de coches de policía que distraen mi mente. Cualquier tarde de este maldito mes que llevamos sufrido es más que distraído si permaneces un rato mirando por la ventana, pero lo de hoy no es normal, aquí se ve mucho movimiento de gente con uniforme y walkitalkis con ronquera. Comienzo a olvidarme de mis experimentos caseros para solucionar los rigores del mes, y me fijo en el movimiento de gente para ver que se guisa en la calle que tengo tan próxima; me dan ganas de ponerme un pantalón y salir a dar una vuelta, porque la curiosidad me corroe, pero me reprimo porque tengo ciertas dudas sobre si seré bien recibido. ¿Pero qué digo? Pues no que parece que ando por el mundo indocumentado. ¿Qué me iba a pasar a mí? Este es un país libre y como ciudadano puedo pasear por la calle, salir y entrar de mi bloque, encender y apagar la luz de la escalera, bajar la basura o irme a tomar una copa en el bar. ¿Quién me va a impedir a mí eso? Puede tratarse de una operación de esas que llaman de limpieza, que tanto salen en los periódicos y que luego la bautizan como operación tal y operación cual, pero a mí eso que me importa. Distinto es si pensamos en mi vecino de al lado, él sabrá los líos en los que ande metido, que yo lo veo entrar y salir con maletas; eso sí de tarde en tarde, puede que sea viajante la criatura ¿porqué no? A mi no me da lata ninguna, y en el poco tiempo que llevo por aquí, lo único que hace de vez en cuando es un ruido en la pared del comedor, como si estuviese atornillando o desatornillando algo, a la altura de la toma de la televisión, que cualquier día me da la impresión que va a aparecer la punta de la herramienta por mi pared. ¿A lo mejor desconfía de los bancos, y resulta que tiene allí guardado sus ahorrillos? Vaya usted a saber, hoy día hay gente tan rara por ahí, aunque yo nunca he llegado a verles la cara, tan sólo puedo hablar de las maletas, que esas si que las he visto, y la verdad no me parecen nada sospechosas. Al margen de esta familia, cuyos movimientos desconozco, no observo en el bloque ningún otro asunto que pudiera ser como para estar preocupados, y como además yo sé que tampoco estoy metido en ningún lío, no tengo porque sentir desasosiego por el montaje de la calle, por muchas luces azules que se reflejen en los escaparates, no me parece más que un circo el espectáculo reinante. Además todo parece indicar que gira en torno al tráfico, porque fijándome bien, a quienes están parando es a los vehículos que circulan por la calzada, lo mismo da que se trate de una moto como de un camión de transporte. ¿Qué buscarán? Cada vez me reprimo menos las ganas de bajar al ruedo para ver el espectáculo de cerca, como me corroe la curiosidad.
Mira la policía aquella de la coleta, con el walki en una mano y con la otra diciendo pa cá y pa llá, parece una jefecilla: ya me lo decía mi parienta “el día que subamos las mujeres al poder, os vais a enterar los machos”. Ya nos estamos enterando: yo aquí comiéndome la moral con la incertidumbre de esta operación jazmín, o como quiera que se llame, y ella en el cortinglés empapándose de las últimas novedades, total para ponerme los mismos pantalones cada vez que rebusco en el armario. Yo estoy seguro que aquí pasa algo, porque a esos dos de la furgoneta los tienen pregunta que te pregunta, desde hace media hora y la de la coleta no deja de gesticular con los brazos. Hay policías con toda clase de uniformes. ¿Irá a pasar el rey por aquí en una visita a los barrios? ¿Quién sabe? Como esas cosas son siempre de sorpresa. Pero a mí me da que aquí pasa algo gordo, de terrorismo, drogas o trata de negras, porque esta movida no se ve muy a menudo, o a lo mejor nos hemos venido a vivir al barrio donde hacen las prácticas los polis de academia.
Tengo que terminar el trabajo que tengo en el ordenador, pero es que cuesta lo suyo separarse de la ventana: ahí están todavía los de la furgoneta, y un poco más adelante tienen parados a dos motoristas, que me da la impresión que van a tener que dejar las motos en prenda. Menudo lío; claro, la gente llega a la rotonda y cuando pretenden tomar la avenida, ahí se encuentran con el filtro, que no deja pasar ni una y a doscientos o trescientos metros, que yo con estas cosas me lío mucho, otro control para detener a los que vienen en sentido contrario. El que lleve prisa que se vaya olvidando de llegar temprano a donde quiera que fuere, porque aquí entre unas cosas y otras se le va un tiempecito. Además, ahora que me fijo, allá más lejos en la avenida tienen colocado otro vehículo policial, que impide al que llega hacer ninguna maniobra de retroceso y los que se incorporan por las calles adyacentes caen todos. Pues si que se lo tienen bien montado, estoy por llamar a la parienta para que no se asuste al llegar, porque esto va para largo, desde luego el que estuviese aburrido en su casa y no tuviera otra cosa que hacer – que no es mi caso -, se lo están pasando bomba con el espectáculo ¡que entretenido! Aunque me imagino que en más de un piso estarán temblando, por si llaman al timbre, como no se sabe qué buscan y por aquí hay tanta gente sin papeles, supongo que estarán rezando para que acabe pronto la movida. Ellos si que lo tienen difícil, porque salir a la calle para escapar puede complicar las cosas, y esperar a que pase la tormenta puede resultar un infierno. Los líos de los papeles, pero ¿qué van a hacer las criaturas si no tienen otra forma de ganarse la vida? ¿A quién le va a gustar marcharse tan lejos? Nosotros tuvimos que emigrar en su día, pero la mayoría nos fuimos cerquita: el Norte, Francia, Alemania y además con los papeles en regla. Ahora cogen a cualquiera ahí en la calle, o en un piso, sin documentar y ya tenemos el follón. Detener, detener, parece que no detienen a nadie, es cosa más de papeles que estén en regla, porque la grúa sí que está trabajando y ha cargado ya con un coche y unas cuantas motos, yo no sé como puede andar la gente tan tranquila por ahí de esa forma, pero si se vive más tranquilo teniendo los papeles arreglados, pero claro, también hay quien dice que, hasta donde vamos a llegar con tantos requisitos, que se lleva uno toda la vida fichando. Ya me estoy poniendo nervioso con tanto movimiento policial, yo voy a colocarme algo por encima y estoy en la calle empapándome de lo que pasa, que me voy a tener que comer las uñas, yo que nunca me los como. Eso sí, aquí al menos, en este bloque no se está escuchando nada raro, debe ser por otro sitio o a lo mejor es cosa sólo relacionada con el tráfico.
.../...Continuará

1 comentario:

  1. Se viene interesante. Ahora quiero ver cómo sigue. Saludos afectuosos!

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¿Y ahora qué? ¿No me vas a decir nada?