miércoles, 10 de junio de 2009

Sueño premonitorio (2)


73 El cuerpo se me ha quedado un poco cortado, Gon, con la última visita que hemos tenido, no sé cómo tomármela, no te preocupes Alba que ya estoy colgando la segunda parte de “Sueño premonitorio” y verás cuantas sorpresas, ¡si, si!, pero alcanzar al jefe en semejante sitio ¡con lo que duele eso!...
SUEÑO PREMONITORIO (2)
.../...Viene de Sueño premonitorio (1)
Para Manolo el asunto de Paula no era más que el sueño de una noche de verano, un capricho, eso no tenía futuro y Fernando iba a continuar siendo un solitario por mucho viaje y mucho inglés que practicase con la muchacha. Había que ir a Portugal o Marruecos, allí estaba la solución a los problemas de su amigo.
—Fernando, creo yo que con el inglés que sabes ya es suficiente para no ir muy despistado por ahí, además sea Portugal o sea Marruecos en ninguno de los dos sitios es la lengua oficial, así que había que ir decidiéndose ya por uno de los dos para poner la mente en la cultura y el idioma de ese sitio y no complicarnos la vida demasiado – decía Manolo.
—Tú si que me estás complicando a mi la vida. Déjate de zarandajas que Paula, estoy más que convencido que más tarde o más temprano va a caer en mis brazos. Se le ve en la cara ¿o es que no te das cuenta? – respondía Fernando.
—Quiyo, tu puedes hacer lo que quieras. Si a ti te gusta sigue con ella, yo lo único que quiero hacer es ayudarte y a mi eso de los sueños premonitorios me ha dado siempre muy buena espina, sino ya ves ahí tienes a mi mujer, y eso fue de un sueño que tuve.
— ¡Tu mujer es una santa Manolo! Lo que yo no sé es como tiene paciencia para aguantarte, que eres más cansino que una mosca cojonera; vamos a dejar pasar un tiempo a ver si Paula termina por decidirse.
Pero a Paula no le dio tiempo a decidirse, al poco tiempo Manolo volvía a la carga con Fernando. En esta ocasión logró convencerlo para que se sacase el carné de conducir, a ver como se iban a desplazar por Portugal o Marruecos conduciendo él todo el rato, como si fuese el chofer del señorito, encima de que le iba a resolver de una vez por todas sus carencias sentimentales. La autoescuela unida a la tríada de ocupaciones vespertinas le hacía no disponer del tiempo suficiente para ocuparse del amor de la muchacha. El fin de semana en la playa no acababa de llegar nunca. Y así poco a poco de una manera que no era ni buena ni mala, Fernando se olvidó de Paula como si nada hubiese ocurrido entre ellos. Además en la autoescuela intimó con una rubia que estaba como para comérsela despacito – según decían todos los alumnos y parte del profesorado.
—Silvia ¿cuándo te presentas a la práctica? - le dijo acurrucado a ella.
—Hombre, a mi me gustaría el quince, pero el profe parece que no lo tiene muy claro con los semáforos, y me echa unas bullas tremendas, porque dice que confundo los colores o yo que sé – contestaba ella derretidita de calores.
—Pues yo creo que de ésta me llevo el teórico por delante y para el mes que viene estoy ya con el coche, aunque a eso no le tengo mucho miedo porque yo en realidad sé conducir, lo que me faltaban son los papales para legalizar el asunto.
— ¡Ya! Yo en cambio veo el volante y me entran temblores. Luego, ya me sereno pero es que ese profesor tiene menos paciencia que todas las cosas. Pero bueno, no me importa el tiempo; al fin y al cabo mi paso por la autoescuela ha tenido su lado positivo; esto me ha servido para encontrarte.
—No me digas esas cosas que se me suben los colores, rubita mía, yo lo que quiero es tener pronto el carné para que podamos irnos por ahí a donde nos apetezca y cuando tengamos ganas; que le den morcilla al tren y al autobús y el avión si hiciera falta. Tú, yo y un pedazo de coche a la altura de ese cuerpo, que nada más de pensarlo, me pongo que no me aguanto.
—Bueno, vale, no te lances que hay niños delante.

2 comentarios:

  1. Vaya hombre, con lo bien que me caía a mí Paula, con su nombre de pelirroja y ahora llega la rubia esta y la eclipsa. Bueno, qué le vamos a hacer. Tendré que esperar próximas premoniciones. Espero que no olviden detallar las uñitas de los pies pintadas.
    Un beso.

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  2. Válgame dios, amigo, que me traes de un sitio a otro.
    Me va gustando.

    Abrazos

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