miércoles, 24 de marzo de 2010

Atascados (2)


168 ¿Por fin te decidiste a darnos la segunda parte?, todo a su tiempo Alba, está bien, date prisa que me impaciento…

ATASCADOS (2)
.../...Viene de Atascados (1)

Paco Pepe fue comisionado por la Junta Directiva de la Peña para que hablase con la presidenta del bloque y se pusiera fin a esa mancha maloliente. La presidenta enseguida se puso en su sitio, tiró del libro de incidencias y le pidió al comisionado que fuese a parlamentar con la Julia, a ver si tenías más suerte que ella. La Julia desgranó todo un rosario de buenas palabras, y puso en antecedentes a su interlocutor para que se enterase bien de lo que allí ocurría. “Usted pensará lo que quiera, pero a una no le queda más remedio que ponerse dura, porque mire usted, asómese para que lo vea, a ver su hay derecho que llevamos ya tres años pleiteando por el patio, y a mí me ha dicho mi abogado, y mi hijo también me apoya que yo tengo derecho a que ponga un tejado, o una uralita mismo, aunque creo que ya no lo quieren poner porque dicen que suelta un polvillo, sabe usted, que puede ser malo para la salud y claro, una es pobre pero no tonta, que me pongan aunque sea de plástico duro que también las hay, que las he visto yo en carrefour, que antes era continente, y usted dirá y esta mujer que me está a mi contando, pero se lo cuento para que no piense usted que una no entiende las cosas. Mire usted, ese trozo de suelo que yo utilizo, está fuera de mi casa, yo tuve que gastarme los cuartos y abrir un hueco en la pared, porque ahí lo que había era una ventana y me lo pagué yo de mi bolsillo y claro una lo que quiere es que la comunidad colabore con algo y me pague por lo menos el tejadillo para evitar sobre todo que un día me escalabren, a mí o a mis nietos porque mire usted, ya mis hijos no quieren casi ni traerlos, porque claro las criaturas lo que quieren es jugar y correr, y ahí en el patinillo se entretienen ellos mucho, y muchas veces cuando caían las pinzas de la ropa o las bragas o los paños de cocina, a una no le importaba dar una voz por el patio, para que viniesen a recogerlo y había veces que hasta los subía yo, pero claro desde que cayó la maceta, la cosa ya no es lo mismo porque las criaturas no se iban a llevar jugando toda la vida a bomberos o a obreros de la construcción, que como usted sabe, son los que llevan casco, aunque dicen que los obreros casi ninguno los lleva, cosa que no debería estar permitido, porque la seguridad social la pagamos entre todos, y claro como ellos no me ponen el tejadillo yo he dicho que aquí no se rompa nada. A usted seguro que lo habrá mandado la bruja esa que está ahora de presidenta, porque ella no tiene lo que hay que tener para venir a decirme a mí las cosas a la cara”.

Paco Pepe contempló atónito aquel vendaval humano, intercalando alguna que otra frase de vez en cuando, aunque de resultado negativo porque el disco se lo tenía tan bien aprendido que resultaba difícil cambiárselo. Le intentó explicar lo del olor, lo del color y también lo del sabor, porque había ocasiones que casi se mascaba, pero ella continuaba su parlamento siguiendo el hilo argumental de su discurso sin saltarse una coma. El hombre no perdió la compostura, trató de coger por el camino de en medio buscando una salida airosa y se agarró – por agarrarse a algo -, por dejar la intervención traumática en la cocina de su casa como último recurso, aunque el Melli ya había advertido que sin romper en el primero, aquello no tenía compostura. Salió a relucir Sanidad, la Policía Municipal, el Juzgado de Guardia, la Prensa, la Televisión y el escándalo público, pero Julia cuando decía aquí estoy yo, era mucha Julia y eso lo sabían todos y por eso huían de ella y no tenían las agallas suficientes para pararla. Paco Pepe aguantó como pudo el chaparrón y además del psiquiatra, pensó en el hijo de la señora como una vía posible para la salvación de la Peña.

La Junta Directiva por su parte, a sabiendas de cómo las gastaba la señora, había tomado una iniciativa consistente en abrir un agujero en el muro exterior del local, para que el líquido fluido se desparramase por la parte de afuera y quedase constancia clara de cual era su problema. La medida había sido aconsejada por el Melli, aunque claro lo suyo eran las cañerías, eso de abrir muros y reconducir ese tipo de fluidos correspondía ya a un albañil, que él podía traerlo – eso si-, pero la factura como ya era cosa de terceros, no sabía por cuanto podía ponerse. En vista de los acontecimientos, los sufridos socios, deciden ponerse manos a la obra y acometer la tarea de desviar tan pestilentes aguas; todo era cuestión de un codo, un tubo recto hasta la pared y un cartel que estaban preparando para advertir a cualquier viandante del posible peligro de infección. Se buscaron las herramientas adecuadas y el material necesario y la operación limpieza comenzó. Mientras tanto el comisionado Paco Pepe, visitaba la casa de la presidenta del bloque para informar de la testarudez de la señora Julia y de lo difícil que veía la situación; así mismo la señora presidenta era informada de los acontecimientos que estaban acaeciendo en el interior del local, y que muy a pesar de la Junta Directiva se llevaban a cabo, puesto que los perjudicados eran los señores socios que pagaban puntualmente sus cuotas y que no estaban dispuestos a soportar más la situación.

Mari Carmen decía entender, pero acudía a su libro de incidencias y al poco tiempo de que disponía, y no tenía demasiado claro eso de abrir un agujero en la fachada, pero vamos que ella cerraría los ojos porque comprendía la desesperación. El agujero se abrió, el líquido marronáceo se deslizó por la fachada y los vecinos pasaban por su lado tapándose la nariz, pero nadie decía nada sobre la conveniencia o no de esa medida. En el interior del local, apartaron las mascarillas, al menos de momento, y hasta se divertían asomándose a las ventanas viendo la actitud del vecindario. El cartel indicativo decidieron posponerlo, porque de vez en cuando merodeaban por allí los municipales y mientras no se avanzara un poco más en las negociaciones, no querían tensar la cuerda; como ya dentro del local se podía respirar, con unos buenos póster colocados estratégicamente, allí no pasaba nada.

.../...Continúa en Atascados (y 3)

2 comentarios:

  1. No hay mejor defensa que un buen ataque y Doña Julia se los sabìa todos, eh! Parecida a la presidenta Doña Cristina, que tiene un discurso para todo y ata todo con alambres ¡mamita!
    Què paciencia la de Paquito, por favor! yo ya en la segundo argumento embrollado, le hubiera respondido: - tenga usted muy buenas tardes :D

    Ahora, el Melli, ahì firme como rulo de estatua, eh!

    Continuerè...

    Besos!

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  2. ¡Tremendo vendaval humano,doña Julia! ¡Me encanta! Besitos a todos y a Nerea más y más...

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¿Y ahora qué? ¿No me vas a decir nada?