jueves, 25 de junio de 2009

Del árbol


80 ¡Si, D. José! ¡Lo que usted diga D. José!, ahora mismo estoy colgando la entrada…

DEL ÁRBOL

Del árbol
n
o
r
e
i
g
r
u
s ramas
verdes y cartilaginosas.
Encandilaron mi mente
y atrofiaron las
horas tristes.
L as noches y los días
sumaban secuencias
de sección continua y
mis ojos sólo veían en
una dirección.
Las ramas CrecirErOn
vigorosas y cada instante
que pasaba
buscaban el Sol
con más libertad. Las horas
dejaron de sobrepasar
los sesenta minutos
y el reencuentro con la
pluma, se hizo
inexcusable.
Dos r a m a s más
tiene mi árbol
y hasta llegado ese momento
no he sabido lo
que significa
ser portador de la savia elaborada.
Daba igual que floreciera
como el más frondoso
del bosque.
Cuando mis oídos se LLENARON
de vocecillas verdes brillantes;
cuando mis brazos sirvieron
de improvisado c pio...
olum
Una linterna de minero
fue abriendo camino
por las intrincadas galerías
de mi ser.
Dos r a m a s,
dos dispares r a m a s,
que me hacen fortalecer
las raíces
y aspirar gas carbónico
con ansias infinitas. Un día
oí hablar
y sonaron lejanas campanas
inaudibles.
Las sucesivas ca
í
d
a
s
de la hoja
me ayudaron a percibir
el metálico sonido.
Tú, lluvia
de los tiempos,
aguja frágil de temporada...
Riega abundante
mis entrañas
y permite cubrir de verde
esas maleables r a m a s
de las que ya
he comenzado
a hablar.

1 comentario:

  1. Me encantan tus referentes de la naturaleza. Por otro lado, la tipografía que le has dado a la palabra “ramas” es significativa, quizá puedas explicarnos por qué precisamente “ramas”.
    Saludos.

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