miércoles, 17 de junio de 2009

Sueño premonitorio (y 3)


76 Qué alegría da recibir visitas ¿verdad Gon?, así es Alba, y no saben nuestros ilustres vecin@s lo que se lo agradecemos, gracias Marisa, gracias Izaskun y ahora si te parece Alba, me pongo en la tarea de terminar el relato, que tenemos al personal en ascuas con ese Manolo y ese Fernando, me parece buena idea Gon, adelante


SUEÑO PREMONITORIO (y 3)
.../Viene de Sueño premonitorio (2)
Aquello era el paraíso. Ni Paula había pasado por su vida, ni tenía un amigo que se llamaba Manolo, ni había necesidad alguna de hacer viajes para solteros. A Fernando todo se le puso de cara y estaba viviendo unos días que no había quien lo conociera. En Silvia había encontrado, al fin, la solución a su peregrinaje, ya no necesitaba calmar su sed, vivía nada más que pensando en ella, que además le daba todo cuanto quería. Se les veía por la calle y era difícil saber quien era el uno y quien el otro, parecía un único ser verdadero que se desplazaba sobre cuatro piernas. Pero Fernando nunca se había puesto a calcular hasta donde llegaba la tenacidad de su amigo, ignoraba cómo es una persona cuando tiene una idea fija en la cabeza y piensa además que es la salvación de tu alma y el bienestar para tu cuerpo. Si de Paula nunca más se supo con el trasiego del inglés a la autoescuela empezó a darle tanta tabarra a Fernando, y a cuestionar tanto a Silvia que al final el asunto del viaje al país cercano salió adelante y la rubia se quedó en la autoescuela pegada al volante.
—Que conste que lo hago en razón de mi amistad y por probar el coche, además unos días de descanso en el extranjero nunca vienen mal – trataba de justificarse Fernando.
— ¡Venga ya! Tú verás como a la vuelta vienes hecho otro hombre, las portuguesas son muy apasionadas y yo lo he visto claro en el sueño: será en un bar de copas y a la luz de las velas.

Así fue, en un bar de copas y a la luz de las velas y en el extranjero – un país cercano -, todo tal y como Manolo siempre le había dicho a Fernando. Todo rodeado de un halo sentimental que se podía mascar. Y todo después de mucho darle vueltas y de mucho madurarlo durante mucho tiempo. En realidad siempre se habían querido y siempre se habían deseado el uno al otro, pero la vida para personas como ellos nunca fue fácil y nadie se lo puso tan en bandeja como ahora lo tenían, por eso volvieron del viaje con la cabeza muy alta y una sonrisa en sus rostros que enterraba definitivamente penosos años de silencio.

9 comentarios:

  1. ¡Otro, otro...! Muy bien. Qué alegría, ellos dos juntitos y revueltos. Y ahora a cuidar los sueños.
    Un beso.

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  2. Muy bueno Arruillo, además me los he podido leer de corrido, sin esperar entregas.
    Un besote. GUERRERA.

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  3. Me ha encantado… y sorprendido. No me esperaba el final ése, aunque es lógico y me ha gustado mucho. La verdad es que antes era así, si uno quería vivir un amor “prohibido” tenía que marcharse fuera, y aunque ahora la cosa está más normalizada, son muchas personas todavía las que tienen que enfrentarse a una sociedad ya, afortunadamente, más tolerante, pero quizás a unos familiares y amigos que no lo entiendan bien. Digamos que a escala generalizada hemos adelantado mucho… a escala privada no tanto. Hay familias, por desgracia, aún muy intolerantes con este tema… en fin, magnífico. Me quedé enganchada en el primero y he estado deseando que terminaras. De hecho he escrito en el blog de bubble algo rápido y dejarlo, luego me he pasado por aquí sin intención de quedarme mucho y al final me he leído todo. Muchísimas gracias por haberlo colgado.
    Besitos.

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  4. 20/05/2009 at 5:26

    Me faltaba la tercera parte. Tú si que das un giro inesperado, que no se ve venir. Muy bonito.

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  5. ¡Vaya! Me estaba oliendo el final; si es que tanto desplante a esas maravillas fejmeninas y tanta insistencia por el viaje de marras, no podía traer otra cosa…
    Besos.

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  6. 01/06/2009 at 9:13

    Muy buena la historia, me ha gustado mucho. Menudo par el Manolo y el Fernando jejeje.

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  7. Vaya, qué final! Estupendo, amigo. Abrazos

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  8. Andaba yo con pena porque me parecía un texto un tanto trivial, impropio de ti, cuando he aquí que de pronto la historia da un giro y aparece el gran narrador de siempre.
    Una duda: ¿Quiyo no es apócope de chiquillo?

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¿Y ahora qué? ¿No me vas a decir nada?