104 Como estamos ante un refrescante fin de semana, amigo Gon, vamos a colgar hoy un poema para que las almas sensibles lo disfruten, me parece bien Alba, en especial Marisa, que de esto entiende bastante, está bien Gon: ¡va por ti Marisa!.
Fue tu mirada verdeoliva
imán que subyugó multitudes,
que doblegó mi férreo torso.
Luciérnagas de noche sin estrellas,
de saco de dormir pegado al suelo.
A través de ellos llegué
a adentrarme
en los secretos de la colmena,
de una rosca sin fin.
Ante ellos me siento
tan de este mundo
que quiero beber a sorbo lento,
creer en el día de la ardilla
y leer en el iris tu
diario de a bordo.
Entre lámparas siempre ocultas
encontré el neón de tus ojos,
lo tengo frente a mí, se disipa,
brilla con toda intensidad.
Lo veo
vagando por entre muros de vergüenza.
Verdeoliva
como la tarde que dibuja en el horizonte
la figura de una dama
saltando entre algodones,
mano abierta, tull de seda,
extiendo la mía,
alargo al límite la tercera falange
y vuelvo a tus ojos.
imán que subyugó multitudes,
que doblegó mi férreo torso.
Luciérnagas de noche sin estrellas,
de saco de dormir pegado al suelo.
A través de ellos llegué
a adentrarme
en los secretos de la colmena,
de una rosca sin fin.
Ante ellos me siento
tan de este mundo
que quiero beber a sorbo lento,
creer en el día de la ardilla
y leer en el iris tu
diario de a bordo.
Entre lámparas siempre ocultas
encontré el neón de tus ojos,
lo tengo frente a mí, se disipa,
brilla con toda intensidad.
Lo veo
vagando por entre muros de vergüenza.
Verdeoliva
como la tarde que dibuja en el horizonte
la figura de una dama
saltando entre algodones,
mano abierta, tull de seda,
extiendo la mía,
alargo al límite la tercera falange
y vuelvo a tus ojos.
Pues disfrutado queda, queridos amigos, y seguro que Marisa lo requeteaprecia, que no es fácil encontrar iris en que leer el diario de a bordo, ni lectores que lo vean,
ResponderEliminarBesos
Y, además, poesía.
ResponderEliminarDirecta, sin hermetismos retorcidos.
Ya te vale...
Un abrazo.
22/03/2010 at 13:47
ResponderEliminarQué bonita mirada… y verdeoliva, uno de mis colores favoritos, casi más que el blanco del almendro en flor.
Preciosos versos, dejan a una el corazón en un puño.