viernes, 25 de septiembre de 2009

La Carta(1)


107 Gon me ha dejado un nuevo relato encima de la mesa, que no me ha dado tiempo de leer, porque apenas he tenido tiempo de abrir el sobre - ultimamente anda algo decaido -, así que abramoslo...


LA CARTA

Llegó el 7 de Marzo y como toda correspondencia oficial le metió el miedo en el cuerpo, pensando que se trataba de algún asunto indeseable. Pero no fue así, aquella carta que el funcionario depositó en el buzón decía literalmente: “ A través del presente escrito cúmpleme informarle que se ha interesado telefónicamente por Vd. Dª Tere Navarro Sánchez, de Pego (Alicante) cuyo teléfono es el 388439.

Lo que le comunico a los efectos de que si lo estima oportuno nos de autorización para darle su domicilio a este señora”.

Firmaba la misma el Jefe del Negociado de Estadística del Ayuntamiento de Sevilla.

A Juan ni le decía nada el nombre de la tal Tere, ni había estado en su vida en Pego, ni aquel número de teléfono le era familiar en absoluto. Le tranquilizó mucho saber que no se trataba de ninguna multa, embargo, impago de impuestos o cualquier otra trampa desconocida que le reclamase el Ayuntamiento. Así que de entrada arrinconó la carta y continuó el diario ir y venir a la Academia donde impartía sus clases. Pero algo había en esa historia que no encajaba; demasiada formalidad para tratarse de un simple domicilio, con la gran cantidad de propaganda que recogía a diario del buzón con su nombre y dos apellidos bien claritos, como si el remitente de turno fuese un conocido de toda la vida. Regalos de todo tipo, viajes gratis y vacaciones pagadas, de todo llegaba a la dirección que más bien parecía la de un personaje popular que le llueven las ofertas que la de un simple currante, que se tiene que levantar todos los días a las siete de la mañana para ganarse el pan. Así que esa formalidad no encajaba, algo no iba bien y como él era persona de amplios recursos y poco aguante cuando algo le corroe, llamó al Negociado de Estadística para interesarse por ese extraño envío y para aclarar si se trataba de una equivocación. Allí le confirmaron que todo era correcto y que no había dudas, ya que coincidía hasta su número de carné. Como todo le sonaba a chino, denegó la autorización. Todo esto ya le llevó unos cuantos días dándole vueltas a los datos de la carta, a ver donde podía encontrar una pista que le orientase sobre su protagonismo. Por supuesto el nombre de Tere no le decía absolutamente nada, ni esos apellidos tampoco. Repasó el listado de alumnas que había tenido – guardar papeles era su obsesión – porque el de amantes no hacía falta repasarlo, le escaseaban tanto que se sabía muy bien los datos concernientes a cada una de ellas. El pueblo le decía tan poco como nada, una vez estuvo en Alicante, pero en Pego no tenía conciencia de haber estado, y mucho menos haber trabado amistad con nadie, así que no le quedaba otro camino que llamar al número de teléfono que se le indicaba en la carta. Nada tenía que perder por hacerlo, y por el contrario sí que podía ganar aclarando aquella situación que le distraía de su trabajo; pero fue otro intento banal, porque en ese número nadie respondía fuese cual fuese la hora en la que realizaba la llamada. Se interesó a través de la Compañía Telefónica por averiguar a quien correspondía ese número de teléfono, pero no se lo pusieron nada fácil y después de varios intentos terminó por aburrirse y desistir.




.../...Continua.en La Carta (2)


2 comentarios:

¿Y ahora qué? ¿No me vas a decir nada?