miércoles, 4 de febrero de 2009

Cuentas de Navidad (y4)


18 Yo en tu lugar no le diría nada al jefe, Gon, piensa que anda enfrascado en las finanzas, porque no le ve la punta al negocio y no está para conceder días de permiso ni nada por el estilo, no te preocupes que yo te ayudaré y ya verás como no se nota tus horas de Carnaval. Hoy nos vamos a limitar a colgar la última parte del relato de presentación y con eso lo conformamos. No te preocupes.

CUENTAS DE NAVIDAD (y4)
Viene de Cuentas de Navidad(3)
Así que yo a lo mío, a la puerta de las administraciones de loterías a buscarme la vida, y los domingos para descansar y desfogarme del estrés del trabajo, al fútbol. Le tengo ya cogido el puntito, a eso de dar vueltas alrededor del estadio, de tal manera que el día que veo una puerta abierta y el guardia distraído ni entro; además como no tengo colores definidos, un domingo me voy a Heliopolis y otro a Nervión, me siento un ratito, oigo el murmullo de la gente, me imagino los jugadores corriendo, las pañoladas, las broncas al arbitro, y sin necesidad de transistor sé como va la tarde casi oliendo el aire. No es mala vida, la verdad, un poco aburrida a veces, porque falta la compañía en momentos que se necesita, pero a todo se acostumbra uno, es cuestión de darle la vuelta y quedarse con lo bueno, con lo gratificante, no darle demasiada importancia a los sinsabores, y darle mucha importancia a esos momentos placenteros que de vez en cuando tenemos.
Cualquier día – como me va a pasar a mi mañana -, todo puede cambiar, y donde antes no había más que miseria, puedes encontrarte con lo mejor del mundo. Lo curioso de todas estas cosas que razono, es que hasta me las creo, ya no sé ni como tengo fuerzas para elucubrar tanto, después de los añitos que llevo, que tengo más pasao que El Pernales.
Pero en fin va a ser cosa de ir terminando esta carta, que quiero dejar en el buzón del notario, por si le da el punto y quiere tenerla en cuenta a la hora de explicarle al mundo, cómo es posible que yo, el vecino del tercero, el dejado de la mano del Divino Redentor, ha pasado de la noche a la mañana, a tener tanto dinero sin cometer ningún delito legalmente reconocido, porque me ha tocado la lotería. Así por las buenas va a ser difícil de creer, sin conocer el celo profesional que pongo en mi trabajo, lo más fácil es que terminara en chirona o en un manicomio, y el dinero repartido entre las hermanitas de la caridad, o alguna onegé punto org, que tanto proliferan hoy día.

Sevilla a veintidós de diciembre de dos mil cinco: no es que siga escribiendo desde ayer, no se trata de eso, es que ahora la carta se la voy a mandar a los Reyes Magos a ver si son capaces de explicarme ellos a mí – que para eso son magos -, cómo es posible que el número que guardaba con tanto celo, sea el gordo de este año, pero con la fecha del año pasado.


1 comentario:

  1. Pobre chico, eso es mala suerte y lo demás es tontería.
    Sigue dándole caña a los relatos. Me gusta que sean de éste tamaño, son fáciles de leer y te quedas con ganas de saber más.

    Un saludo

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¿Y ahora qué? ¿No me vas a decir nada?