martes, 27 de octubre de 2009

Demasiado trabajo


120 El asunto laboral se está poniendo que arde, Gon, casi no me da tiempo a colgar ninguna entrada ni a realizar visitas, es que andamos con un otoño muy raro Alba, ¿a que te refieres?, que hace mucho calor, ¿y qué tiene que ver eso con lo que te estaba contando?, que no es normal, que no tiene uno el cuerpo para relajarse, ni para salir al campo a oxigenarse, ni nada y por tanto luego no se rinde lo que se debe, pero si yo no paro Gon, si a mí casi no me da tiempo a pensar en otra cosa que no sea las funciones propias de esta santa casa, para eso nos pagan Alba, si, pero hay que relajarse, esta tarea no es para hacerla deprisa y corriendo, que entonces no sale, ahí voy yo Alba, que como no acaba de llegar el otoño yo no me relajo y ahora además el cambio de hora, ¡¡vale!!, vamos a dejarlo que estoy viendo que no nos entendemos, te llevo a otro terreno ¿Qué te parece Truman Capote?, supongo que lo dices por la lectura de esos cuentos con sabor a Navidad: pues que escribía como los ángeles, cuando nos lo recomendaron por algo sería, pero ya sabes que tenemos pendiente profundizar más en su obra, no me lo recuerdes Gon que eso significa más trabajo, sarna con gusto…, ¿otra vez? ¿quieres que te pregunte por tu impresión del Ulises?, ¡¡No el Ulises no!!, déjame que termine de digerirlo, yo tengo unos cuentos folios preparados para comentar contigo, pues déjalos reposar Alba, déjalos para otro momento, como quieras, lo que puede ocurrir es que al jefe se le crucen los cables y nos obligue a comentarlo de un día para otro, entonces me rendiré a la evidencia, pero mientras tanto no me lo nombre, por favor Alba, como quieras, te dejo que ya mismo está aquí el auditor y tenemos que atenderlo, abur Alba, adios Gon.




2 comentarios:

  1. ...Merci beacoup...
    ...Me pasaré por vuestra guarida cuando ande por Sevilla...
    ...Un abrazo...
    ;-)

    ResponderEliminar
  2. Deliciosos cuentos, sin duda, los de Capote. Un caso todo él. Y yo agotada.
    Besitos a Nerea y sus merodeadores.

    ResponderEliminar

¿Y ahora qué? ¿No me vas a decir nada?