jueves, 1 de octubre de 2009

La carta (2)


110 Gon tiene el honor hoy de colgarnos la segunda parte de esa misteriosa “carta”, que todos estamos deseando de abrir, ya veremos que nos depara su inquieta mente…

LA CARTA (2)
.../...Viene de La Carta (1)
Poco a poco le iban entrando ganas de coger la carta y pegarle fuego, porque ya le estaba comiendo la moral, pero cada vez que la tenía delante de sus ojos y contemplaba a aquel sello de tinta azul con el NODO en el centro y la firma tan rimbombante del Jefe del Negociado, se le abrían las carnes de pensar que habría detrás de aquella solicitud. Las hojas del calendario fueron cayendo y el misterio de la carta a Juan se le escapaba de las manos, así que la misiva pasó a formar parte de ese montón de legajos que tenía archivados en un AZ con el subtitulo de “Varios”.
Un día al salir de clase lo llamaron de secretaría para decirle que tenía una llamada. Atendió de prisa y corriendo al último alumno que le solicitaba explicación de algo que no había entendido, y cogió el teléfono; entre la bulla del exterior y la de los compañeros que se encontraban en la misma habitación, no acertaba a enterarse bien quien era la persona que se encontraba al otro lado de la línea; se tapó con la mano izquierda el oído correspondiente a esa parte de su anatomía, y entonces si pudo oír nítidamente una voz femenina que preguntaba por él, dándole toda clase de muestras de conocerlo, puesto que además de mencionar su nombre y dos apellidos del tirón, le trataba con tanta familiaridad que parecía que se veían a diario. Juan no acertaba a saber de quien se trataba; esa forma de hablar, ese acento tan fino no era propio de Sevilla y no podía ser ninguna trampa, porque las referencias que hacía la muchacha pertenecían a su intimidad. Cuando le dijo su nombre, tuvo que buscar asiento porque no podía creer que fuese la misma persona que él estaba pensando. Ella le explicó como había dado con la Academia donde trabajaba, y pudo comprobar que había llevado a cabo una tarea de investigación que ya quisieran para si los mejores detectives de la ciudad. No se podía imaginar como luego de tantos años, esa mujer que había formado una familia, que tenía tres hijos y cuya vida discurría tan lejos de Sevilla, aún conservase el recuerdo y el cariño de aquel joven con el que un día soñó conquistar la luna. Durante unos meses mantuvieron una relación telefónica que le traían a Juan con un tremendo dolor de cabeza, porque no sabía como afrontar la realidad y tampoco sabía si en el fondo sentía algo por esa mujer que otrora le cautivó, pero que luego de veinte años, si conseguía verla, no sabía cual sería su reacción. Recordaba la esmeralda de sus ojos y el trigal de su pelo, y aquel poemario que un día le dedicara y que ella nunca pudo tener en sus manos. No comprendía por qué se separaron, por qué no respondió a sus continuas llamadas y por qué ella estaba casada y con tres hijos y él seguía soltero y sin pintas de formar un hogar. El trabajo le absorbía la mente y el recuerdo de aquella mujer se terminó esfumando, cuando ella le planteó que sus hijos parecían sospechar algo, y que era mejor dejar las llamadas para evitar males mayores. Juan entendió el mensaje y Carmen volvió a ocupar ese lugar en que se encontraba antes de la primera llamada a la secretaría de la Academia.

.../...Continúa en La Carta (y 3)

5 comentarios:

  1. Uf. Gon y los teléfonos me enganchan,ahora habrá que ver las relaciones que se desenlazan.De nuevo cautiva.
    Un beso (a todos)

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  2. ...que no, que no, que las cosas ya no vuelven a coupar el mismo lugar, y menos las personas.

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  3. 02/03/2010 at 13:56

    Nuevamente me tienes en vilo… ¿Acabarán reencontrándose?
    Saludos,
    Reference.

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  4. Sigue resultándome una narración estupenda, amigo. Abrazos

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¿Y ahora qué? ¿No me vas a decir nada?